Notas de Prensa Consejo (54)

Madrid, 7 de octubre de 2025.- El Juzgado de lo Penal nº 30 de Madrid ha absuelto a dos enfermeras acusadas de intrusismo por administrar ácido hialurónico con finalidad estética. Tal y como se desprende en la sentencia, el ácido hialurónico se considera un producto sanitario y no un medicamento, por lo que indicarlo e inyectarlo entra dentro de las competencias de las enfermeras.

Tanto la acusación como la defensa coinciden en que “el ácido hialurónico empleado por las acusadas debe ser considerado un ‘producto sanitario’ y no un ‘medicamento’”. Asimismo, los peritos de la defensa definen la técnica como “sencilla ejecución y con pocos efectos secundarios”, lo que hace que el enfermero esté plenamente capacitado para hacerla.

En la sentencia, que supone un espaldarazo a los argumentos que lleva años defendiendo la Organización Colegial de Enfermería, recuerdan que no se trataba de determinar si las acusadas tenían o no los conocimientos para prestar el tratamiento, sino que se trata de valorar si su condición de enfermera las habilitaba “para realizar de forma autónoma dicho tratamiento, es decir, si dicho tratamiento era un ‘acto propio’ de la profesión para la que estaba titulada.

El juez, Jacobo Vigil Levi, puntualiza en la calificación jurídica que las conclusiones de la acusación son “escuetas y parcas”, ya que las considera incongruentes. “Las inyecciones intradérmicas de ácido hialurónico (material de relleno temporal) con fines estéticos corresponde su administración al titulado en medicina, con excepción de la zona peribucal que podrán ser aplicadas por odontólogos no médico”. De dicha expresión, Vigil Levi apunta que “es incongruente porque los enfermeros están autorizados para administrar medicamentos prescritos por un médico, lo que es notorio, por lo que el problema no es la administración, sino la prescripción o indicación autónoma”.

En este sentido, los peritos de la defensa apuntan que no solo la administración de medicamentos en general es competencia de los enfermeros, sino que, en particular también lo son la indicación y uso del ácido hialurónico, que definen como producto sanitario, mediante inyección intradérmico con fines estéticos.

El juez recuerda que “desde un plano técnico la pericial es adecuada para precisar que el ácido hialurónico empleado por la acusada debe ser considerado un ‘producto sanitario’ y no un ‘medicamento’. Ambos conceptos aparecen definidos en el art. 2 del Real Decreto Legislativo 1/2015, de 24 de julio, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios”.

Además, aplicando la normativa vigente, considera que las enfermeras son competentes para administrar el ácido hialurónico porque “si consideramos que el enfermero/a puede indicar y usar este producto y puede además administrarlo, entiendo que la norma no excluye del ámbito propio de su profesión el procedimiento que se atribuye a las acusadas”.

“En conclusión, debemos asumir que el ámbito propio de la profesión de enfermero está delimitado, por exclusión, por aquellas facultades que se reconozcan exclusivamente a otra profesión (en el ámbito sanitario la de médico, odontólogo etc.). No existe una norma que excluya expresamente el procedimiento que nos ocupa atribuyéndolo a otro facultativo. A partir de tales antecedes, no entiendo, a los solos efectos de la presente resolución, que la práctica realizada por las acusadas, es decir la indicación autónoma y la administración de ácido hialurónico por vía subcutánea como relleno intradérmico, sea un acto propio o exclusivo de una profesión distinta a la de enfermera”, concluye.

Además de la absolución de las enfermeras, el juez aclara que las sentencias que en su día dejaron sin efecto la Resolución nº 19/2017 del Consejo General de Enfermería sobre cuidados dermoestéticos no proscriben ni limitan la actuación enfermera en el campo de los cuidados dermoestéticos.

Esta importante resolución judicial, que ha sido producto de la colaboración entre el Colegio de Enfermería de Madrid y el Consejo General de Enfermería, supone un nuevo espaldarazo al trabajo que realizan las enfermeras y enfermeros dermoestéticos, que llevan años sufriendo una persecución desmedida por realizar su trabajo. “Llevamos años defendiendo que los enfermeros y enfermeras expertas en dermoestética están formados y capacitados para realizar estos tratamientos. Esta sentencia supone una luz al final de un túnel que dura ya demasiado tiempo. En ningún momento queremos apropiarnos de ninguna competencia de otras profesiones, sino realizar tratamientos y cuidados para los que estamos de sobra preparados”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.

 

Madrid, 30 de septiembre de 2025.- En 2050, la población mundial de personas de 60 años o más se habrá duplicado (2.100 millones), según la Organización Mundial de la Salud. Y, se prevé que las personas de 80 años o más se triplique hasta alcanzar los 426 millones. Con este cambio es evidente que los sistemas sanitarios deben prepararse para prestar una atención de calidad a una población cada vez más envejecida. En cambio, las plazas de enfermeras especialistas en Geriátrica crecen a un ritmo muy lento y por tanto insuficiente para cubrir las nuevas necesidades.

“El envejecimiento de la población es un reto al que se enfrenta todos los países. Es evidente que debemos estar preparados para garantizar que los sistemas de salud y de asistencia social afronten este cambio demográfico. Y, no hay otro camino que la contratación de más enfermeras especialistas en Geriatría”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. “Son ellas las que gestionan situaciones complejas, evitan hospitalizaciones innecesarias y aseguran unos cuidados de calidad en la atención a los residentes”, añade.

En este contexto la baja oferta de plazas existentes -99 plazas EIR en Geriatría para la convocatoria de 2026- y las diferencias territoriales en torno a su integración en los sistemas sanitarios están ralentizando su integración en el sistema sanitario. el protagonismo de estas especialistas es escaso e insuficiente ya que no cubren las necesidades reales de cuidados especializados que tiene la población. 

“Los sistemas sanitarios y social no reconocen ni le dan el peso necesario a la especialidad de geriatría; y donde haya una persona mayor en el sistema tanto sanitario como social debe haber una enfermera especialista en geriatría.”, argumenta Rosa Martínez, presidenta de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (SEEGG).

Atención en residencias y centros sociosanitarios

El primer censo de centros residenciales de España, presentado por el IMSERSO en 2024, concluye que nuestro país cuenta con 5.188 residencias para personas mayores, con 381.514 plazas y 1.455 para personas con discapacidad, con 49.435 plazas. La mayoría son de titularidad privada. De hecho, apenas el 14% son tanto de titularidad como de gestión públicas.

La falta de enfermeras especialistas en Geriatría en todos los ámbitos es evidente, pero lo es aún más en las residencias de mayores. “Desde el Consejo General de Enfermería ya denunciamos la escasez de estas profesionales en estos centros y las pretensiones de algunas empresas e instituciones de contratar a técnicos en su lugar”, recuerda Pérez Raya. “Hay profesionales disponibles para trabajar, especialistas con dos años más de formación, que dan los cuidados personales e individualizados que cada residente necesita. No es necesario crear nuevos puestos, sino cuidar y recompensar a los enfermeros como se merecen por su trabajo y sus funciones”, apostilla.

Por su parte, Rosa Martínez, presidenta de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (SEEGG), considera que “las residencias no pueden sustituir la labor de las enfermeras por figuras de formación profesional, el actual perfil de usuarios de residencias es el de una persona mayor con alta complejidad de cuidados, por ello son imprescindibles las enfermeras y que haya al menos una enfermera especialista en Geriatría en cada una de ellas”.

Madrid, 12 de septiembre de 2025.- El Consejo General de Enfermería (CGE) insta al Ministerio de Sanidad a endurecer todavía más la ley antitabaco, tras la aprobación el pasado martes del Anteproyecto de ley por el que se modifica la Ley 28/2005, en el que se incluyen nuevas medidas frente al tabaquismo y la regulación de productos relacionados con el tabaco. Para la institución que representa a los más de 353.000 enfermeros y enfermeras de España, existe un punto que no contempla el texto y que debería hacerlo: la prohibición de fumar en los coches privados, sobre todo cuando viajen menores. Si bien sí están incluidos los vehículos de uso laboral, el CGE considera que hay que ir más allá, tal y como lleva reclamando desde hace una década.

“Aplaudimos enormemente la lucha contra el tabaco y todos los pasos que se den para mejorar la calidad de vida de la población, pero no entendemos cómo un lugar como el coche, que tiene un espacio muy reducido, no haya entrado en este redacto al igual que sí lo han hecho espacios al aire libre como las terrazas. Creemos que es una buena noticia que haya nuevos espacios sin humo, pero desde la Organización Colegial llevamos años demandando este cambio legislativo”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.

30% muertes tabaquismo pasivo son niños

Tal y como aseguran desde la Organización Mundial de la Salud, el 30% de las muertes por tabaquismo pasivo en el mundo se da en los niños y es responsable de un gran número de problemas, entre los que se encuentran sibilancias, tos crónica, asma, bronquitis, infecciones severas, neumonía, otitis e incluso obesidad, por no hablar del cáncer, como han puesto de manifiesto distintos trabajos científicos.

“Está demostrado que, de las 7.000 sustancias que contiene el humo del tabaco, al menos 250 son muy nocivas y 70, además, cancerígenas. Se sabe que el hecho de abrir la ventanilla del conductor no evita el daño, pues el humo sigue concentrándose en el interior del coche”, puntualiza Pérez Raya.

El Consejo General de Enfermería recuerda que esta demanda no es un capricho, sino que está fundamentado en numerosos estudios científicos y avalado por la evidencia. Estudios en The Lancet, Enviromental Research y otras revistas ponen de manifiesto que los vehículos libres de humo reducen el tabaquismo infantil y mejoran la salud respiratoria de los niños.

Papel de las enfermeras

Además de esta reivindicación, desde el CGE se recuerda también la importancia de contar con enfermeras expertas en este campo, ya que son una figura esencial en las consultas para dar educación en salud, concienciar sobre los peligros del tabaco, prevenir su consumo desde edades tempranas o la deshabituación tabáquica, donde incluso ya están autorizadas a prescribir fármacos en función de la guía de indicación, uso y autorización de la dispensación de medicamentos sujetos a prescripción médica en este ámbito aprobada por el Ministerio de Sanidad

“Tenemos un papel clave en la lucha frente al tabaquismo, tanto en prevención como en ayudar al fumador para que avance en su proceso de dejar de fumar. Por nuestra cercanía a los pacientes, somos los profesionales encargados de ofrecer los recursos a su alcance para conseguir que den el paso definitivo hacia el abandono del tabaco. Se debe potenciar nuestra participación en los equipos multidisciplinares, puesto que eso supondrá un beneficio para los pacientes en particular y para la sociedad en general”, puntualiza el presidente de las enfermeras.

Madrid, 14 de agosto de 2025.- España sufre en estos últimos días una oleada de incendios que están arrasando miles de hectáreas por todo el territorio. Los equipos de extinción trabajan día y noche para lograr frenar esta catástrofe, que se ha cobrado ya la vida de dos personas y ha destrozado territorios históricos tan importantes como Las Médulas, en León. Conscientes de esta situación, desde el Consejo General de Enfermería instan a trabajar conjuntamente entre el Gobierno central y las Comunidades Autónomas para lograr extinguir los incendios activos y, además, contemplar planes de prevención.

Además, el organismo que representa a las más de 353.000 enfermeras y enfermeros de España, a través de su Instituto Español de Investigación Enfermera, quiere poner a disposición de toda la población una serie de consejos de prevención, así como de actuación en caso de encontrarse cerca o afectado por uno de estos incendios.

“Lo que estamos viendo en estos últimos días es un desastre impresionante. Una situación que pone en peligro la salud de la población, así como miles de domicilios y patrimonio cultural. Desde el Consejo General de Enfermería esperamos que, el excelente trabajo realizado por todos los equipos de extinción pronto quede en un mal recuerdo. Aun así, consideramos imprescindible que la población conozca algunas pautas de actuación en estos casos para evitar problemas mayores y salvaguardar, sobre todo, su salud”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.

“Es muy importante saber cómo afrontar una situación así y, sobre todo, si nos encontramos con un fuego, lo primero que hay que hacer es llamar a las autoridades para avisar y luego buscar un lugar seguro para nosotros. Después, es imprescindible estar tranquilos y esperar información de las autoridades”, afirma Héctor Nafría, divulgador científico de la Unidad de Cultura Científica del Consejo General de Enfermería.

¿Cómo protegerse y ayudar a otros?

 

  • Llama al 112 de inmediato
  • Da tu ubicación lo más exacta posible.
  • Explica qué está ardiendo y hacia dónde va el fuego.
  • Aléjate del fuego
  • Siempre cuesta abajo y contra el viento.
  • Respira por la nariz y cúbrete la boca y nariz con un paño húmedo.
  • Busca un lugar seguro
  • Terreno ya quemado, rocas, carreteras, orillas de ríos.
  • Evita zonas con mucha vegetación o ramas bajas.
  • Si estás cerca del incendio, sigue las indicaciones de las fuentes oficiales de la zona (uso de mascarilla).
  • En el domicilio, cierra puertas y ventanas y evita poner el aire acondicionado.
  • Si quedas atrapado/a
  • Refúgiate en un hueco del terreno o zona sin plantas.
  • Si tu ropa prende, no corras. Tírate al suelo, rueda y cúbrete.
  • Después del incendio
  • No vuelvas hasta que lo digan las autoridades.
  • Usa guantes, gafas, mascarilla y ropa que cubra todo el cuerpo para entrar en zonas quemadas.
  • Revisa tu casa y elimina restos que puedan volver a encenderse.
  • Informa si ves humo, brasas o animales heridos.

Para las enfermeras también es fundamental saber actuar ante una posible quemadura, ya que estos primeros auxilios son primordiales para que la herida no se complique. Nuria de Argila, enfermera miembro del comité científico de la Sociedad Española de Heridas, explica que es fundamental “mantener la calma, protegerse antes de ayudar y evitar que la situación empeore”.

¿Qué hacer ante una posible quemadura o inhalación de humo?

  • Detén la causa del calor
  • Aleja a la persona de las llamas, brasas o superficie caliente.
  • Enfría la piel
  • Agua corriente fría (no helada) durante 5/20 minutos.
  • NO USAR HIELO, ni agua helada (<8ºC) (puede aumentar la probabilidad de que el tejido del cuerpo muera porque sus células han sufrido un daño tan grave que ya no pueden funcionar ni repararse (necrosis tisular).
  • Tampoco se debe usar agua de mar.
  • Se debe cubrir a la persona para evitar la hipotermia
  • Quita ropa y objetos ajustados
  • SOLO SI NO están pegados a la piel.
  • Retirar las ropas, anillos, relojes, cinturones.
  • Cubre la quemadura
  • Gasa estéril o paño limpio y seco. La quemadura se trata con las mayores condiciones de asepsia posibles, tanto en el lugar del accidente como a lo largo del traslado al centro de salud o hospital de referencia. Es importante cubrir las lesiones, bien con compresas o toallas empapadas en suero fisiológico o agua
  • No uses cremas, pasta de dientes ni aceite.
  • Se procederá a la reponer líquidos lo más pronto posible. La reposición hídrica debe ser lo más precoz posible, iniciándose en el lugar del accidente, o en el primer centro donde sea atendido.
  • Es importante realizar el traslado con el mayor confort para la persona, por lo que hay que prestar consideración en la atención al dolor.
  • Busca atención médica urgente si:
  • La quemadura es profunda o muy grande.
  • Afecta a cara, manos, pies, genitales o articulaciones.
  • Hay dificultad para respirar o tos por inhalar humo.

Madrid, 22 de julio de 2025.- Ocho de cada diez españoles prefieren ser atendido, en su consulta de enfermería, por una enfermera especialista en Atención Primaria. Además, el 70% de la población considera que la enfermera debería poder solicitar pruebas diagnósticas y un 63,8% que debería tener capacidad para prescribir medicación para enfermedades crónicas.

Así queda reflejado en la investigación ‘A New Primary Care Model Based on Population Needs: A Nationwide Cross-Sectional Study’, publicada en la revista científica Nursing Reports y liderado por investigadoras del Instituto de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería (CGE) y con participantes de la Federación de Asociaciones de Enfermería Comunitaria y de Atención Primaria (FAECAP) y la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC).

Entre los resultados más destacados de la investigación resalta que casi el 70% de la población sabe que tienen asignada una enfermera especialista de Familiar y Comunitaria en su centro de salud. Además, el 73% querría que esta enfermera hiciera el seguimiento de salud de toda su familia, y el 62,3% asegura visitar a su enfermera al menos una vez al año.

Este estudio, centrado en la figura de la enfermera especialista Familiar y Comunitaria, es una herramienta muy valiosa para impulsar la Enfermería Comunitaria, un pilar del Sistema Nacional de Salud (SNS) y que muchas veces no tiene el apoyo normativo para poder desarrollar su actividad profesional en su totalidad.

Estudio en clave nacional

“Hasta ahora, no existía un estudio a nivel nacional que arrojara datos sobre la percepción de la población en referencia al valor que pueden aportar las enfermeras desde Atención Primaria”, pone de manifiesto Florentino Pérez Raya, presidente del CGE. El representante de las más de 353.000 enfermeras españolas asegura que “contar con evidencia empírica permite identificar no solo el grado de conocimiento que tiene la ciudadanía sobre estas enfermeras especialistas, sino también las expectativas y necesidades reales en torno a sus funciones”.

“Esto es clave para orientar políticas sanitarias, mejorar la organización de los equipos de salud y potenciar el impacto de la enfermería especializada en el primer nivel asistencial”, indica Pérez Raya.

Desde el sector ponen el foco sobre la importancia de conocer en profundidad la realidad de estas enfermeras especialistas en el primer nivel asistencial para así poder adaptarla a las necesidades reales de la atención sanitaria. “Los resultados son contundentes: aunque solo uno de cada cuatro conoce esta figura, más del 80% de la población apoya que forme parte de los equipos de Atención Primaria, respaldando también su capacidad para solicitar pruebas, prescribir y garantizar la continuidad de cuidados”, explica Esther Nieto, presidenta de FAECAP.

“Ahora es tiempo de empezar a preparar cómo hemos de procesar ese cambio. Resulta fundamental que desde las sociedades científicas impulsemos un discurso claro y compartido que explique qué es y qué aporta el modelo de la enfermera especialista en Familiar y Comunitaria”, añade la enfermera.

Despliegue efectivo de la especialidad

Por su parte Maribel Mármol, presidenta de la AEC, destaca que el respaldo social que queda reflejado en este estudio “no solo refuerza el desarrollo y despliegue efectivo de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria sino que, a su vez, ofrece una base sólida para reclamar el reconocimiento institucional y político”. “Destaca la necesidad de avanzar hacia un nuevo modelo de Atención Primaria de Salud que responda a las demandas y necesidades reales de la población, centrado en la accesibilidad, la continuidad asistencial y el liderazgo de la enfermera especialista en el cuidado individual, familiar y comunitario”, indica la presidenta de la AEC.

El estudio contó con la participación de 1.200 personas, se realizó a través de entrevistas telefónicas. Los participantes tuvieron que contestar un cuestionario elaborado por 11 profesionales de diferentes Comunidades Autónomas, representando distintos perfiles profesionales (gestión, investigación, docencia y práctica clínica). Como se ha mencionado, tres de estas investigadoras eran miembros del Consejo General de Enfermería de España, en representación de las enfermeras a nivel nacional, con la participación adicional de enfermeras de las dos asociaciones de Enfermería familiar y Comunitaria existentes en España. 

Se trata de una radiografía amplísima de la situación de estas especialistas, centrada en la percepción de la sociedad sobre estas enfermeras. La investigación ahonda en esta opinión general y destaca como resultados datos como que el 89,3% considera que su enfermera de Atención Primaria le presta el tiempo y atención adecuada. Además, aunque en los aspectos de reconocimiento los porcentajes son positivos, los datos arrojan información sobre las deficiencias actuales. Por ejemplo, solo cuatro de cada diez ciudadanos, lo que se traduce en un 38,6%, sabe que las enfermeras pueden prescribir determinados medicamentos. El mayor conocimiento de la capacidad de indicar medicamentos de las enfermeras se da entre los ciudadanos más jóvenes. Aun así, una gran parte de la población, como se ha indicado, aboga por que su enfermera pudiera recetarle la medicación asociada a una enfermedad crónica.

Mejora de la calidad del SNS

Francisco Javier Pérez, enfermero, doctor y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, es otro de los participantes en el desarrollo de la investigación, pone el foco de su relevancia en relación con la mejora de la calidad de los sistemas de salud. “El respaldo mayoritario de la ciudadanía a que las enfermeras de Atención Primaria asuman nuevas competencias evidencia no solo una evolución en la percepción social, sino también una clara oportunidad para avanzar hacia modelos asistenciales más resolutivos en los que la enfermera familiar y comunitaria debe ejercer un liderazgo significativo”, asegura el enfermero y docente.

Asimismo, Pérez pone el foco sobre cómo resulta “imprescindible” alinear la formación académica con las necesidades reales de la población y con los retos actuales del sistema sanitario. “Es una manera de promover profesionales con competencias avanzadas, capaces de liderar el cambio y garantizar un modelo de atención primaria en el que la continuidad de cuidados y la atención integral sean pilares esenciales, tal y como demanda la ciudadanía en este estudio”, hace hincapié.

De esta manera, los resultados de este estudio reflejan el papel fundamental de enfermeras y enfermeros en varios ámbitos, pero especialmente en el seguimiento de las enfermedades crónicas y la aplicación de procedimientos diagnósticos y terapéuticos.

Además, refuerza una realidad evidente: la alta frecuencia de consultas entre los pacientes con enfermedades crónicas refuerza la importancia de la enfermería en el manejo de estas patologías, evidenciando su contribución a la continuidad y calidad de los cuidados.

Reforzar el papel de la profesión

En términos generales, los investigadores aseguran que los resultados subrayan la necesidad de continuar reforzando el papel de las enfermeras mediante la promoción de estrategias que optimicen su impacto en la gestión de la salud de la población.

Otros resultados destacados pasan por que se ha confirmado un amplio consenso sobre la preferencia de que sea la misma enfermera designada la que preste cuidados a lo largo de la vida y a todos los miembros de la unidad familiar. Asimismo, los resultados reflejan un alto nivel de aceptación para que las enfermeras asuman mayores funciones de liderazgo en los centros de salud, especialmente entre los pacientes, que son los que tienen contacto habitual con las enfermeras. Además, la población tiene una percepción positiva de la capacidad de las enfermeras para desempeñar funciones avanzadas, como prescribir tratamientos y solicitar pruebas diagnósticas.

“Este tipo de resultados aporta una base sólida para seguir impulsando su autonomía,  el desarrollo normativo y funcional de las especialidades enfermeras en el sistema sanitario, así como la implantación de estos perfiles en puestos donde ejerzan las competencias adquiridas, acorde a su formación, en todas las comunidades autónomas”, concluye Florentino Pérez Raya.

Madrid 13 de junio de 2025.- Una de cada seis personas mayores de 60 años en el mundo sufre malos tratos y/o discriminación cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El maltrato a una persona de edad consiste en un acto o varios actos repetidos que le causan daño o sufrimiento, o también la no adopción de medidas apropiadas para evitar otros daños, cuando se tiene con dicha persona una relación de confianza. Este tipo de violencia constituye una violación de los derechos humanos y puede manifestarse en forma de maltrato físico, sexual, psicológico o emocional; maltrato por razones económicas o materiales; abandono; desatención; y del menoscabo grave de la dignidad y el respeto.

“Actualmente, vivimos en una sociedad plural, en la que la tolerancia y el respeto deben ser los pilares de la educación. Las enfermeras como profesionales más cercanos al paciente, debemos estar ahí para ayudar y educar en todas las etapas de la vida. Nos encontramos con una situación extremadamente grave a la que hay que poner freno desde la infancia”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. “No podemos permitir que nadie, por el simple hecho de la edad que tenga, sufra cualquier tipo de discriminación en su entorno familiar, laboral y social”, añade.  

Y es que la sociedad concibe el envejecimiento como un problema y nos bombardean con discursos negativos sobre la edad, que se acaban normalizando. Las personas mayores terminan por asumirlo como una parte inherente a la vejez. “La ola de edadismo o la Gerontofobia que se está imbricando en la dinámica de muchas familias y comunidades contraviene la evolución natural del ser humano. Mantener esta tendencia, seguirá poniendo en jaque el proceso de envejecer como conquista y eliminará de un plumazo la autenticidad que la persona tenía hasta entonces”, explica Mayte Soy, enfermera experta en abuso y maltrato y profesora del Instituto de Formación Sanitaria ISFOS del Consejo General de Enfermería.

“La enfermería, no sucumbe a tal equivocado paradigma porque la ética profesional pone en valor una atención centrada en la persona y en las necesidades humanas. Enfatizamos que no es la edad en sí misma, lo que determina la necesidad de cuidados, sino el estado de salud y circunstancias. Así mismo que vinculamos el acompañamiento empático en todas las versiones del cuidado. Más aún lo erigimos más prioritario si cabe, en el contexto de la feminización de la vejez, violencia y maltrato, pues añade mayor peso al estigma de la edad. Se requiere erradicar las actitudes edadistas para normalizar las que visibilizan y denuncian. Los enfermeros sabemos que cuando una víctima habla de abuso, está dando un paso al frente. Igualmente, que las iniciativas de tolerancia Zero frente al abuso en la vejez promueven un avance firme y solidario para eliminar la violencia en todas sus formas”, prosigue Soy.

Edadismo

Este maltrato o discriminación al mayor es lo que se denomina también edadismo, un término acuñado en 1969 por el gerontólogo estadounidense Robert Butler que hace referencia también a las consecuencias que esta discriminación por edad acarrea en el bienestar y la salud de las personas, una triste realidad que los profesionales de enfermería quieren ayudar a cambiar.

Desde el Consejo General de Enfermería reclaman estrategias políticas y legislativas para luchar contra una lacra que cada vez es más evidente en un mundo más envejecido en el que la esperanza de vida ha crecido en los últimos años y las enfermedades crónicas suponen un alto porcentaje de la atención sanitaria.

Si bien la longevidad no exime el riesgo de sumar patologías y discapacidades, la vejez no es una enfermedad. Dicho lo cual, “no debemos desesperar las estrategias que frenan el avance de la cronicidad y tampoco pausar las que fomentan calidad de vida. La hoja de ruta del autocuidado y empoderamiento se entrelaza con el envejecimiento activo- Este camino favorece una vejez más saludable, autónoma y plena. Los enfermeros priorizamos el bienestar de la persona en toda la acepción del término y desde tal panorámica respetamos el proceso de envejecer de cada cual. Cuidar desde la enfermería es garantizar inclusión para todos y con todos, lo que responde al llamado de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): no dejar a nadie atrás”, argumenta Mayte Soy.

Tendencia a infantilizar

En un mundo cada vez más envejecido, en el que la esperanza de vida ha crecido en los últimos años y las enfermedades crónicas suponen un alto porcentaje de la atención sanitaria, las enfermeras deben cobrar protagonismo a la hora de educar y concienciar para prevenir el edadismo entre los más jóvenes, pero también entre los adultos, Y es que, muchas veces sin darnos cuenta se les infantiliza, no se les escucha o se les trata como si no fuesen autosuficientes.

La enfermera Mayte Soy recuerda que “la vejez no es una etapa aislada del resto, sino articulada con las anteriores con características propias como lo han sido la debilidad en la etapa infantil y el arrojo en la juventud. A la trazabilidad de que la vejez no ‘aparece de pronto’, debemos prepararnos para envejecer abriendo nuestra mente y no anticipando reproches altruistas. Si la proyectamos positivamente en nuestras vidas, puede ser una etapa significativa en nuestra biografía y llena de oportunidades para seguir creciendo como personas. Y, los enfermeros somos los mejores aliados del anciano para que no sea tratado con condescendencia, sino con el respeto y dignidad que merece por su trayectoria de vida”.

Madrid, 21 de mayo de 2025.- El Consejo General de Enfermería ha sido durante un día un espacio para el intercambio de conocimiento, reflexión y fortalecimiento de las distintas comisiones de matronas, tanto provinciales como autonómicas. La necesidad de contar con más plazas de especialista en Enfermería Obstétrico-Ginecológica (matrona), la implantación de esta figura en todos los centros de Atención Primaria, el desfase del programa formativo o el intrusismo fueron algunos de los temas abordados por estas expertas.

“Desde nuestra organización siempre hemos apoyado a las matronas. Son una figura esencial para preservar la salud de las mujeres y su escasez en España pone en riesgo la integridad de las madres y los recién nacidos”, expone Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.

Entre los objetivos de esta reunión estaba conocer la situación actual de la matrona en Atención Primaria y Comunitaria. Tal y como se ha extraído en la reunión la situación es preocupante ya que la mayoría de las consejerías las dejan fuera del equipo de Atención Primaria. “Las matronas trabajamos en Atención Primaria pero no dentro del equipo establecido en el que sí incluyen al médico de familia y a la enfermera de Familiar y Comunitaria. Nos consideran solo un apoyo, por eso no hay matronas todos los días en los centros de salud”, explica Montserrat Angulo, vicetesorera y vocal matrona del Consejo General de Enfermería. “Esto es un problema, porque hace que algunas de nuestras competencias las asuman otros profesionales en nuestra ausencia”, añade.

Desigualdad entre provincias

Las competencias de las matronas por programa formativo son muy amplias. En cambio, cada consejería implanta una cartera de servicios donde establece unas funciones concretas. “El resultado es que al final tenemos 18 o 19 carteras de servicios diferentes. Ahora mismo, Cataluña es la que tiene una cartera de servicios más completa porque tienen a las matronas trabajando prácticamente al 100% de sus competencias. En el resto, hay mucha diversidad entre provincias incluso entre áreas de salud… Es decir, en unos sitios la matrona realiza unas funciones y en otros lugares otras; y esto dificulta que la población nos sitúe como su profesional de referencia”, subraya Angulo.

Escasez matronas

España tiene una ratio de unas 12,4 matronas por cada 1.000 nacimientos, mientras que la media de los países de la OCDE es de 25 por cada 1.000. Según Angulo, las cifras varían ligeramente según la fuente, pero todas indican que España está por debajo de la media europea o de la OCDE.

En la actualidad, se calcula que nuestro país debería tener el doble de matronas de las que tiene el Sistema Nacional de Salud. “Además, se prevé que el número de especialistas en Enfermería Obstétrico-Ginecológica (matrona) se reduzca en los próximos años debido a la previsión de jubilación de estas profesionales, puesto que el número de matronas de más de 60 años es superior al número de matronas que se han formado o están formándose, en los últimos años”, asegura el presidente del Consejo General de Enfermería.

A la escasez de plazas de matronas se suma un problema más: las que se forman en España se acaban yendo a otros países. “Deben existir políticas para frenar esta fuga de talento. Si las formamos, pero luego no les damos unas condiciones dignas para que se queden aquí acaban yéndose”, puntualiza la vocal matrona del pleno del CGE. 

Modelo formativo obsoleto

Las matronas de los distintos colegios de Enfermería coinciden en que el programa formativo necesita una revisión. “Es algo que hemos traslado al Ministerio de Sanidad desde hace unos años. Es momento de modificar cosas que se aprobaron en el plan formativo de 2009 como, por ejemplo, la obligatoriedad que hay por parte de las residentes de matrona de asistir como mínimo 80 partos para que les den el título cuando en el resto de los países de nuestro entorno es suficiente con 40, tal y como rige la directiva europea. Además, en estos momentos la natalidad ha disminuido y las matronas hacemos muchas más cosas además del embarazo, parto y puerperio. Tenemos competencias en salud sexual y reproductiva, suelo pélvico, duelo perinatal, lactancia materna…”, sostiene Angulo.

Libro blanco

Con todo el trabajo que queda pendiente, las matronas han acordado volver a reunirse tras el verano para llevar a cabo un mapa de competencias a nivel nacional que ajuste lo máximo posible cuál es la situación de la profesión en las distintas comunidades y tratar de elaborar un libro blanco donde definan unas líneas comunes y se aborden el conflicto que existe con otras especialidades de enfermería y con otras profesiones sanitarias.

También coinciden en la necesidad de trabajar desde las Consejerías de salud, formando parte de los organismos donde se trabajan los programas de salud, para incluir su mirada como especialistas de la salud sexual y reproductiva.

Madrid, 6 de mayo de 2025.- El asma es una enfermedad que no se cura, pero se puede tratar y controlar. En España hay más de tres millones de personas que padecen asma según el Centro de Investigación Biomédica en red de enfermedades respiratorias; y se estima que hasta un 60-70% de los asmáticos no tienen bien controlada la enfermedad.  

 “Con estas cifras encima de la mesa, conseguir una buena adherencia al tratamiento es el principal desafío en el abordaje del asma y las enfermeras tienen mucho que aportar”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. “Por su cercanía al paciente, las enfermeras tienen un papel fundamental en las pruebas diagnósticas y en el seguimiento del paciente, pero, sobre todo, son claves en su educación enseñándoles a manejar su patología para conseguir así una mejor adherencia al tratamiento y evitar posibles complicaciones”, prosigue Pérez Raya.

“La falta de adherencia al tratamiento no sólo incrementa los síntomas y las crisis asmáticas, sino que también puede tener consecuencias fatales,” comenta Alejandro Pastor, enfermero y coordinador del comité de comunicación de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). “Se calcula que cada año fallecen en España entre 900 y 1.000 personas por asma, muchas de ellas por no seguir adecuadamente su tratamiento. Desde la enfermería, trabajamos para que esto no suceda, mediante intervenciones educativas, seguimiento personalizado y estrategias de empoderamiento del paciente”, añade.

Además, en el asma el abordaje del paciente debe ser individualizado, por lo que es importante realizar un seguimiento adecuado de cada persona para conocer las características concretas de cada tipo de asma es esencial para poder adaptar la mejor terapia en cada caso.

“No todos los pacientes asmáticos son iguales, y ahí es donde la enfermería especializada marca la diferencia,” resalta Pastor. “A través de entrevistas clínicas, monitorización de síntomas y técnicas como el control del pico flujo, las enfermeras respiratorias ayudamos a establecer un plan de acción adaptado a cada persona. Este enfoque individualizado mejora el control, reduce los ingresos hospitalarios y aumenta la calidad de vida del paciente”, añade.

Gasto sanitario

El asma es una enfermedad con un gran impacto no sólo sobre los pacientes, sino también sobre la sociedad en términos de calidad de vida, absentismo laboral y escolar, consumo de recursos y muertes.

El estudio ASMACOST, que evalúa el coste económico de esta enfermedad en España, determina que los costes por asma en nuestro país representan el 2% del gasto sanitario total, donde el 70% de estos gastos derivan de las consecuencias del mal control de la enfermedad.

“Detrás de ese gasto hay sufrimiento evitable. Si conseguimos controlar el asma, no sólo mejoramos la vida de las personas, también reducimos la presión sobre el sistema sanitario,” concluye el coordinador del comité de comunicación de SEPAR.

Madrid, 5 de mayo de 2025.- En una nueva muestra de corporativismo mal entendido, el sindicato médico Amyts intenta desprestigiar el trabajo y menospreciar la formación de las 345.000 enfermeras y enfermeros españoles en un intolerable comunicado que sólo tiene por objeto desinformar y alarmar a la población y, a la vez, presionar al Ministerio de Sanidad para que la Ley del Medicamento permanezca inmutable al devenir de los tiempos y se pueda adaptar a la realidad sanitaria del año 2025.

Amyts niega la competencia y capacidad de las enfermeras españolas exponiendo unas supuestas amenazas en materia de salud pública en el caso de aprobarse la modificación de la Ley del Medicamento e incluir a las enfermeras como un profesional con facultad prescriptora como ahora figuran podólogos, odontólogos, veterinarios y los médicos. Concretamente, en un párrafo infame en opinión del Consejo General de Enfermería, el sindicato asegura que: “Se trata de dar capacidad de prescripción de medicamentos con peligrosidad, riesgo de uso anormal y tratamientos parenterales a colectivos con menor formación y capacitación en el ámbito de la fisiología y la farmacología humana y que, por tanto, no pueden ofrecer las garantías necesarias en cuanto a la calidad y control de los efectos de la prescripción; lo que podría derivar en errores terapéuticos, comprometer el equilibrio del tratamiento y afectar directamente a la salud y el bienestar de los pacientes”.

Como se comprometió este Consejo General, cualquier ataque en esta línea se llevará ante la Justicia de forma inmediata y así se ha hecho ante este último comunicado de Amyts y otros similares de organizaciones profesionales, sociedades científicas o sindicatos médicos. No se va a permitir ninguna vejación más a las enfermeras ni que se confunda a la población con argumentos espúreos.

“No vamos a tolerar que se afirme que lo que dicta la legislación vigente en materia de indicación de medicamentos por parte de las enfermeras atenta contra la salud de las personas. Es una vergüenza. Los profesionales de Enfermería están capacitados, por formación y por ley, para indicar fármacos en el ámbito de sus competencias. Son medidas que agilizan y mejoran el sistema sanitario, acciones incorporadas plenamente en algunos de los sistemas sanitarios más avanzados del mundo”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería (CGE).

No obstante, esas afirmaciones son un atentado a la verdad y pretenden infundir miedo y desconfianza en la población hacia los 345.000 profesionales de Enfermería que hay en nuestro país. Además, demuestran ignorancia, pues cualquier enfermera ha recibido los suficientes créditos de formación en farmacología durante sus estudios de Grado e incluso más que algunas de las profesiones que hoy en día ya están incluidas en la Ley con capacidad prescriptora.

En la misma línea, intentan desprestigiar los sistemas sanitarios internacionales que han apostado por la prescripción enfermera cuando distintos estudios avalan su impacto positivo en la atención al paciente. Aducen que, en otras naciones, incluso existiendo esta regulación, existe un mayor control y restricción sobre la misma. Desconocen, pues, que todo el desarrollo de la prescripción enfermera se basa en actuaciones coordinadas, controladas y regladas y se circunscriben, como decíamos, a actuaciones con fármacos en el ámbito de las competencias de las enfermeras. La hiperbolización de la realidad y los supuestos riesgos no es de recibo ni propia de un sindicato serio.

Por otra parte, cabe recordar que toda esta normativa surge fruto del consenso de la Enfermería con los propios representantes de los médicos -tanto a nivel profesional como sindical- y el Ministerio de Sanidad. Que hace unos años aprobaran esas medidas y ahora las tachen de “peligro público” resulta sonrojante.   

Contradicción

Por otra parte, el comunicado de Amyts incurre en contradicciones, pues en otro párrafo afirma: “Podríamos entender un modelo de indicación de enfermería en el entorno de sus competencias de cuidados, por la excepcional labor que realizan en su ámbito de competencias”. Entonces, ¿por qué atacar a la enfermería, si ese es, precisamente, el espíritu de la nueva redacción de la ley del Medicamento? Se trata de adaptar una norma con más de dos décadas a sus espaldas a la realidad sanitaria del año 2025, donde existe una legislación -Real Decreto 954/2015- que regula la indicación de determinados fármacos y productos sanitarios dentro de las competencias enfermeras.

El fin de todos esos cambios normativos es conseguir un sistema sanitario más ágil y eficiente, moderno, no -como parecen temer algunos colectivos médicos- un sistema donde las enfermeras hagan labores de los médicos, sino una labor colaborativa, cada uno desde sus competencias y obligaciones, con los pacientes y la sociedad como centro del sistema.

Madrid, 23 de abril de 2025.- España cuenta con una enfermera escolar por cada 6.368 alumnos. Así lo recogen los datos obtenidos por el Observatorio de Enfermería Escolar del Consejo General de Enfermería (CGE). “Aunque los datos han mejorado en los últimos años, siguen siendo muy preocupantes”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del CGE. La media de la Unión Europea es de una enfermera escolar para 750 alumnos. “Es necesario abordar con carácter urgente la implantación de esta figura en todo el territorio nacional. Y, para ello, debe existir una coordinación entre la Administración Central y las Comunidades Autónomas para que todos los criterios que se establezcan sean homogéneos, en relación, a sus competencias, formación, dependencia y grado de integración de la enfermera escolar en la Comunidad Educativa. Resulta inconcebible que, en los tiempos en los que estamos, un niño con una enfermedad tenga que renunciar a ir al colegio que quiera por no poder disponer el centro de enfermera escolar”, añade Pérez Raya.

Los datos presentados reflejan que la figura de la enfermera escolar es insuficiente en muchas comunidades autónomas. Cantabria, por ejemplo, sólo cuenta con cuatro enfermeras por cada 89.787 alumnos; País Vasco tiene 10 enfermeras para 363.716 alumnos o Asturias que tiene siete enfermeras para 129.015 alumnos.

Comunidades autónomas como Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana, Baleares y Cataluña la figura de la enfermera escolar no es exclusiva en los centros educativos, sino que se trata de refuerzos esporádicos desde la Atención Primaria. “Desde el CGE apostamos por un modelo en el que las enfermeras dediquen toda su jornada en los centros educativos con un enfoque en promoción de la salud, prevención de las enfermedades y adquisición de hábitos saludables”, expone Diego Ayuso, secretario general del Consejo General de Enfermería.

Diploma de acreditación

El Observatorio de Enfermería Escolar está compuesto por la organización colegial y los colegios profesionales de enfermería, asociaciones científicas de enfermería escolar, universidades, asociaciones de pacientes y AMPAS y directores de centros educativos. “Apostamos por reorientar el modelo de salud y el educativo hacia una sociedad más sana mediante educación sanitaria. Las enfermeras somos un ejército de la salud y como tal, debemos estar presentes en los centros educativos. Los profesores tienen sus competencias y son los enfermeros escolares los únicos que pueden hacer un abordaje sanitario en los centros de salud”, aclara Ayuso.

Las posibilidades de actuación de las enfermeras escolares es muy amplio, va desde abordar de forma sistematizada la educación sanitaria y  para la salud, con la adquisición de hábitos de vida saludables, el cuidado y seguimiento de niños y niñas con patologías crónicas que sin una enfermera tendrían complicado su escolarización, minimizando el absentismo escolar y el laboral en sus padres, la atención de episodios agudos, a ser referentes y agentes de salud dirigidos no solo a los alumnos, sino también a profesores y familias. “Pedimos a los políticos una regulación nacional para la que un Diploma de Acreditación en Enfermería Escolar es muy necesario, lo que definiría muy bien las competencias y el itinerario formativo que tiene que tener una enfermera o enfermero para ejercer en un centro educativo”, expone Ayuso.

Comunidad educativa

“La enfermera escolar mejora el bienestar general de toda la comunidad educativa. En los últimos años, la publicación científica sobre la labor de la enfermería escolar ha dado una mayor visibilidad a nuestra labor, respaldándola con datos que muestras claramente el impacto positivo de esta figura en la salud y el bienestar de los estudiantes, así como en la mejora de la calidad educativa”, expone Silvia Morales, presidenta ejecutiva de la Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar (ACEESE). “Seguimos reivindicando la necesidad de un marco legislativo estatal que garantice la implantación de la enfermería en todos los centros educativos del país asegurando una red integral de salud entre las escuelas y los equipos de referencia”, añade.

“Desde la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (AMECE) nos alegramos de compartir los datos que hemos trabajado conjuntamente con el Observatorio Nacional de Enfermería Escolar. Algunos avances que, aunque lentos, son ya imparables en España y esperamos que, desde el sector político ejecutivo, tanto a nivel nacional como autonómico, se pueda llevar a cabo un gran pacto por la enfermería escolar, dotando a cada colegio de España al menos, de un profesional enfermero”, resalta Natividad López, presidenta de AMECE.

Posicionamiento

El Consejo General de Enfermería lidera un posicionamiento a nivel nacional junto a otras organizaciones -la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (AMECE), Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar (ACEESE), la Assosociació Catalana D’infermeria I Salut Escolar (ACISE), la Plataforma de Pacientes (POP), la Federación Española de Diabetes (FEDE), la Asociación de Investigación en Prevención y Cuidados Comunitarios (PRECUICOM), Grupo PAIDI Innovación en Cuidados, la Asociación Nacional de Personas con Epilepsia, Alianza General de Pacientes, Federación de Enfermedades Raras (FEDER), la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex, AEPNAA, la asociación Multi-Alergia, Dermatitis Atópica y Asma, ATX Elkartea, la asociación de intolerantes a la lactosa, ADILAC, la asociación de afectados por intolerancia hereditaria a la fructosa, AAIHF y la Federación de asociaciones de Celiacos de España, FACE, Alianza por el sueño, ConArtritis,  Fundación Síndrome de Dravet y Asociación Síndrome Phelan-MacDermid y la Confederación Andaluza CODAPA- para solicitar la creación de un reconocimiento nacional mediante la puesta en marcha de un diploma de acreditación para instaurar la figura de la enfermera escolar, garantizando que las necesidades de salud y sanitarias de los menores sean atendidas dentro del ámbito escolar. “No podemos olvidar que cerca del 19% de los niños y jóvenes tienen enfermedad crónica. Las enfermeras escolares realizan promoción y prevención de la salud en los centros escolares desde las edades más tempranas y para toda la Comunidad Educativa, garantizando que a futuro tengamos poblaciones más sanas”, aclaran desde el CGE.

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Contenido revisado en Junio de 2025.
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