Notas de Prensa Consejo (49)

Madrid 13 de junio de 2025.- Una de cada seis personas mayores de 60 años en el mundo sufre malos tratos y/o discriminación cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El maltrato a una persona de edad consiste en un acto o varios actos repetidos que le causan daño o sufrimiento, o también la no adopción de medidas apropiadas para evitar otros daños, cuando se tiene con dicha persona una relación de confianza. Este tipo de violencia constituye una violación de los derechos humanos y puede manifestarse en forma de maltrato físico, sexual, psicológico o emocional; maltrato por razones económicas o materiales; abandono; desatención; y del menoscabo grave de la dignidad y el respeto.

“Actualmente, vivimos en una sociedad plural, en la que la tolerancia y el respeto deben ser los pilares de la educación. Las enfermeras como profesionales más cercanos al paciente, debemos estar ahí para ayudar y educar en todas las etapas de la vida. Nos encontramos con una situación extremadamente grave a la que hay que poner freno desde la infancia”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. “No podemos permitir que nadie, por el simple hecho de la edad que tenga, sufra cualquier tipo de discriminación en su entorno familiar, laboral y social”, añade.  

Y es que la sociedad concibe el envejecimiento como un problema y nos bombardean con discursos negativos sobre la edad, que se acaban normalizando. Las personas mayores terminan por asumirlo como una parte inherente a la vejez. “La ola de edadismo o la Gerontofobia que se está imbricando en la dinámica de muchas familias y comunidades contraviene la evolución natural del ser humano. Mantener esta tendencia, seguirá poniendo en jaque el proceso de envejecer como conquista y eliminará de un plumazo la autenticidad que la persona tenía hasta entonces”, explica Mayte Soy, enfermera experta en abuso y maltrato y profesora del Instituto de Formación Sanitaria ISFOS del Consejo General de Enfermería.

“La enfermería, no sucumbe a tal equivocado paradigma porque la ética profesional pone en valor una atención centrada en la persona y en las necesidades humanas. Enfatizamos que no es la edad en sí misma, lo que determina la necesidad de cuidados, sino el estado de salud y circunstancias. Así mismo que vinculamos el acompañamiento empático en todas las versiones del cuidado. Más aún lo erigimos más prioritario si cabe, en el contexto de la feminización de la vejez, violencia y maltrato, pues añade mayor peso al estigma de la edad. Se requiere erradicar las actitudes edadistas para normalizar las que visibilizan y denuncian. Los enfermeros sabemos que cuando una víctima habla de abuso, está dando un paso al frente. Igualmente, que las iniciativas de tolerancia Zero frente al abuso en la vejez promueven un avance firme y solidario para eliminar la violencia en todas sus formas”, prosigue Soy.

Edadismo

Este maltrato o discriminación al mayor es lo que se denomina también edadismo, un término acuñado en 1969 por el gerontólogo estadounidense Robert Butler que hace referencia también a las consecuencias que esta discriminación por edad acarrea en el bienestar y la salud de las personas, una triste realidad que los profesionales de enfermería quieren ayudar a cambiar.

Desde el Consejo General de Enfermería reclaman estrategias políticas y legislativas para luchar contra una lacra que cada vez es más evidente en un mundo más envejecido en el que la esperanza de vida ha crecido en los últimos años y las enfermedades crónicas suponen un alto porcentaje de la atención sanitaria.

Si bien la longevidad no exime el riesgo de sumar patologías y discapacidades, la vejez no es una enfermedad. Dicho lo cual, “no debemos desesperar las estrategias que frenan el avance de la cronicidad y tampoco pausar las que fomentan calidad de vida. La hoja de ruta del autocuidado y empoderamiento se entrelaza con el envejecimiento activo- Este camino favorece una vejez más saludable, autónoma y plena. Los enfermeros priorizamos el bienestar de la persona en toda la acepción del término y desde tal panorámica respetamos el proceso de envejecer de cada cual. Cuidar desde la enfermería es garantizar inclusión para todos y con todos, lo que responde al llamado de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): no dejar a nadie atrás”, argumenta Mayte Soy.

Tendencia a infantilizar

En un mundo cada vez más envejecido, en el que la esperanza de vida ha crecido en los últimos años y las enfermedades crónicas suponen un alto porcentaje de la atención sanitaria, las enfermeras deben cobrar protagonismo a la hora de educar y concienciar para prevenir el edadismo entre los más jóvenes, pero también entre los adultos, Y es que, muchas veces sin darnos cuenta se les infantiliza, no se les escucha o se les trata como si no fuesen autosuficientes.

La enfermera Mayte Soy recuerda que “la vejez no es una etapa aislada del resto, sino articulada con las anteriores con características propias como lo han sido la debilidad en la etapa infantil y el arrojo en la juventud. A la trazabilidad de que la vejez no ‘aparece de pronto’, debemos prepararnos para envejecer abriendo nuestra mente y no anticipando reproches altruistas. Si la proyectamos positivamente en nuestras vidas, puede ser una etapa significativa en nuestra biografía y llena de oportunidades para seguir creciendo como personas. Y, los enfermeros somos los mejores aliados del anciano para que no sea tratado con condescendencia, sino con el respeto y dignidad que merece por su trayectoria de vida”.

Madrid, 21 de mayo de 2025.- El Consejo General de Enfermería ha sido durante un día un espacio para el intercambio de conocimiento, reflexión y fortalecimiento de las distintas comisiones de matronas, tanto provinciales como autonómicas. La necesidad de contar con más plazas de especialista en Enfermería Obstétrico-Ginecológica (matrona), la implantación de esta figura en todos los centros de Atención Primaria, el desfase del programa formativo o el intrusismo fueron algunos de los temas abordados por estas expertas.

“Desde nuestra organización siempre hemos apoyado a las matronas. Son una figura esencial para preservar la salud de las mujeres y su escasez en España pone en riesgo la integridad de las madres y los recién nacidos”, expone Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.

Entre los objetivos de esta reunión estaba conocer la situación actual de la matrona en Atención Primaria y Comunitaria. Tal y como se ha extraído en la reunión la situación es preocupante ya que la mayoría de las consejerías las dejan fuera del equipo de Atención Primaria. “Las matronas trabajamos en Atención Primaria pero no dentro del equipo establecido en el que sí incluyen al médico de familia y a la enfermera de Familiar y Comunitaria. Nos consideran solo un apoyo, por eso no hay matronas todos los días en los centros de salud”, explica Montserrat Angulo, vicetesorera y vocal matrona del Consejo General de Enfermería. “Esto es un problema, porque hace que algunas de nuestras competencias las asuman otros profesionales en nuestra ausencia”, añade.

Desigualdad entre provincias

Las competencias de las matronas por programa formativo son muy amplias. En cambio, cada consejería implanta una cartera de servicios donde establece unas funciones concretas. “El resultado es que al final tenemos 18 o 19 carteras de servicios diferentes. Ahora mismo, Cataluña es la que tiene una cartera de servicios más completa porque tienen a las matronas trabajando prácticamente al 100% de sus competencias. En el resto, hay mucha diversidad entre provincias incluso entre áreas de salud… Es decir, en unos sitios la matrona realiza unas funciones y en otros lugares otras; y esto dificulta que la población nos sitúe como su profesional de referencia”, subraya Angulo.

Escasez matronas

España tiene una ratio de unas 12,4 matronas por cada 1.000 nacimientos, mientras que la media de los países de la OCDE es de 25 por cada 1.000. Según Angulo, las cifras varían ligeramente según la fuente, pero todas indican que España está por debajo de la media europea o de la OCDE.

En la actualidad, se calcula que nuestro país debería tener el doble de matronas de las que tiene el Sistema Nacional de Salud. “Además, se prevé que el número de especialistas en Enfermería Obstétrico-Ginecológica (matrona) se reduzca en los próximos años debido a la previsión de jubilación de estas profesionales, puesto que el número de matronas de más de 60 años es superior al número de matronas que se han formado o están formándose, en los últimos años”, asegura el presidente del Consejo General de Enfermería.

A la escasez de plazas de matronas se suma un problema más: las que se forman en España se acaban yendo a otros países. “Deben existir políticas para frenar esta fuga de talento. Si las formamos, pero luego no les damos unas condiciones dignas para que se queden aquí acaban yéndose”, puntualiza la vocal matrona del pleno del CGE. 

Modelo formativo obsoleto

Las matronas de los distintos colegios de Enfermería coinciden en que el programa formativo necesita una revisión. “Es algo que hemos traslado al Ministerio de Sanidad desde hace unos años. Es momento de modificar cosas que se aprobaron en el plan formativo de 2009 como, por ejemplo, la obligatoriedad que hay por parte de las residentes de matrona de asistir como mínimo 80 partos para que les den el título cuando en el resto de los países de nuestro entorno es suficiente con 40, tal y como rige la directiva europea. Además, en estos momentos la natalidad ha disminuido y las matronas hacemos muchas más cosas además del embarazo, parto y puerperio. Tenemos competencias en salud sexual y reproductiva, suelo pélvico, duelo perinatal, lactancia materna…”, sostiene Angulo.

Libro blanco

Con todo el trabajo que queda pendiente, las matronas han acordado volver a reunirse tras el verano para llevar a cabo un mapa de competencias a nivel nacional que ajuste lo máximo posible cuál es la situación de la profesión en las distintas comunidades y tratar de elaborar un libro blanco donde definan unas líneas comunes y se aborden el conflicto que existe con otras especialidades de enfermería y con otras profesiones sanitarias.

También coinciden en la necesidad de trabajar desde las Consejerías de salud, formando parte de los organismos donde se trabajan los programas de salud, para incluir su mirada como especialistas de la salud sexual y reproductiva.

Madrid, 6 de mayo de 2025.- El asma es una enfermedad que no se cura, pero se puede tratar y controlar. En España hay más de tres millones de personas que padecen asma según el Centro de Investigación Biomédica en red de enfermedades respiratorias; y se estima que hasta un 60-70% de los asmáticos no tienen bien controlada la enfermedad.  

 “Con estas cifras encima de la mesa, conseguir una buena adherencia al tratamiento es el principal desafío en el abordaje del asma y las enfermeras tienen mucho que aportar”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. “Por su cercanía al paciente, las enfermeras tienen un papel fundamental en las pruebas diagnósticas y en el seguimiento del paciente, pero, sobre todo, son claves en su educación enseñándoles a manejar su patología para conseguir así una mejor adherencia al tratamiento y evitar posibles complicaciones”, prosigue Pérez Raya.

“La falta de adherencia al tratamiento no sólo incrementa los síntomas y las crisis asmáticas, sino que también puede tener consecuencias fatales,” comenta Alejandro Pastor, enfermero y coordinador del comité de comunicación de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). “Se calcula que cada año fallecen en España entre 900 y 1.000 personas por asma, muchas de ellas por no seguir adecuadamente su tratamiento. Desde la enfermería, trabajamos para que esto no suceda, mediante intervenciones educativas, seguimiento personalizado y estrategias de empoderamiento del paciente”, añade.

Además, en el asma el abordaje del paciente debe ser individualizado, por lo que es importante realizar un seguimiento adecuado de cada persona para conocer las características concretas de cada tipo de asma es esencial para poder adaptar la mejor terapia en cada caso.

“No todos los pacientes asmáticos son iguales, y ahí es donde la enfermería especializada marca la diferencia,” resalta Pastor. “A través de entrevistas clínicas, monitorización de síntomas y técnicas como el control del pico flujo, las enfermeras respiratorias ayudamos a establecer un plan de acción adaptado a cada persona. Este enfoque individualizado mejora el control, reduce los ingresos hospitalarios y aumenta la calidad de vida del paciente”, añade.

Gasto sanitario

El asma es una enfermedad con un gran impacto no sólo sobre los pacientes, sino también sobre la sociedad en términos de calidad de vida, absentismo laboral y escolar, consumo de recursos y muertes.

El estudio ASMACOST, que evalúa el coste económico de esta enfermedad en España, determina que los costes por asma en nuestro país representan el 2% del gasto sanitario total, donde el 70% de estos gastos derivan de las consecuencias del mal control de la enfermedad.

“Detrás de ese gasto hay sufrimiento evitable. Si conseguimos controlar el asma, no sólo mejoramos la vida de las personas, también reducimos la presión sobre el sistema sanitario,” concluye el coordinador del comité de comunicación de SEPAR.

Madrid, 5 de mayo de 2025.- En una nueva muestra de corporativismo mal entendido, el sindicato médico Amyts intenta desprestigiar el trabajo y menospreciar la formación de las 345.000 enfermeras y enfermeros españoles en un intolerable comunicado que sólo tiene por objeto desinformar y alarmar a la población y, a la vez, presionar al Ministerio de Sanidad para que la Ley del Medicamento permanezca inmutable al devenir de los tiempos y se pueda adaptar a la realidad sanitaria del año 2025.

Amyts niega la competencia y capacidad de las enfermeras españolas exponiendo unas supuestas amenazas en materia de salud pública en el caso de aprobarse la modificación de la Ley del Medicamento e incluir a las enfermeras como un profesional con facultad prescriptora como ahora figuran podólogos, odontólogos, veterinarios y los médicos. Concretamente, en un párrafo infame en opinión del Consejo General de Enfermería, el sindicato asegura que: “Se trata de dar capacidad de prescripción de medicamentos con peligrosidad, riesgo de uso anormal y tratamientos parenterales a colectivos con menor formación y capacitación en el ámbito de la fisiología y la farmacología humana y que, por tanto, no pueden ofrecer las garantías necesarias en cuanto a la calidad y control de los efectos de la prescripción; lo que podría derivar en errores terapéuticos, comprometer el equilibrio del tratamiento y afectar directamente a la salud y el bienestar de los pacientes”.

Como se comprometió este Consejo General, cualquier ataque en esta línea se llevará ante la Justicia de forma inmediata y así se ha hecho ante este último comunicado de Amyts y otros similares de organizaciones profesionales, sociedades científicas o sindicatos médicos. No se va a permitir ninguna vejación más a las enfermeras ni que se confunda a la población con argumentos espúreos.

“No vamos a tolerar que se afirme que lo que dicta la legislación vigente en materia de indicación de medicamentos por parte de las enfermeras atenta contra la salud de las personas. Es una vergüenza. Los profesionales de Enfermería están capacitados, por formación y por ley, para indicar fármacos en el ámbito de sus competencias. Son medidas que agilizan y mejoran el sistema sanitario, acciones incorporadas plenamente en algunos de los sistemas sanitarios más avanzados del mundo”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería (CGE).

No obstante, esas afirmaciones son un atentado a la verdad y pretenden infundir miedo y desconfianza en la población hacia los 345.000 profesionales de Enfermería que hay en nuestro país. Además, demuestran ignorancia, pues cualquier enfermera ha recibido los suficientes créditos de formación en farmacología durante sus estudios de Grado e incluso más que algunas de las profesiones que hoy en día ya están incluidas en la Ley con capacidad prescriptora.

En la misma línea, intentan desprestigiar los sistemas sanitarios internacionales que han apostado por la prescripción enfermera cuando distintos estudios avalan su impacto positivo en la atención al paciente. Aducen que, en otras naciones, incluso existiendo esta regulación, existe un mayor control y restricción sobre la misma. Desconocen, pues, que todo el desarrollo de la prescripción enfermera se basa en actuaciones coordinadas, controladas y regladas y se circunscriben, como decíamos, a actuaciones con fármacos en el ámbito de las competencias de las enfermeras. La hiperbolización de la realidad y los supuestos riesgos no es de recibo ni propia de un sindicato serio.

Por otra parte, cabe recordar que toda esta normativa surge fruto del consenso de la Enfermería con los propios representantes de los médicos -tanto a nivel profesional como sindical- y el Ministerio de Sanidad. Que hace unos años aprobaran esas medidas y ahora las tachen de “peligro público” resulta sonrojante.   

Contradicción

Por otra parte, el comunicado de Amyts incurre en contradicciones, pues en otro párrafo afirma: “Podríamos entender un modelo de indicación de enfermería en el entorno de sus competencias de cuidados, por la excepcional labor que realizan en su ámbito de competencias”. Entonces, ¿por qué atacar a la enfermería, si ese es, precisamente, el espíritu de la nueva redacción de la ley del Medicamento? Se trata de adaptar una norma con más de dos décadas a sus espaldas a la realidad sanitaria del año 2025, donde existe una legislación -Real Decreto 954/2015- que regula la indicación de determinados fármacos y productos sanitarios dentro de las competencias enfermeras.

El fin de todos esos cambios normativos es conseguir un sistema sanitario más ágil y eficiente, moderno, no -como parecen temer algunos colectivos médicos- un sistema donde las enfermeras hagan labores de los médicos, sino una labor colaborativa, cada uno desde sus competencias y obligaciones, con los pacientes y la sociedad como centro del sistema.

Madrid, 23 de abril de 2025.- España cuenta con una enfermera escolar por cada 6.368 alumnos. Así lo recogen los datos obtenidos por el Observatorio de Enfermería Escolar del Consejo General de Enfermería (CGE). “Aunque los datos han mejorado en los últimos años, siguen siendo muy preocupantes”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del CGE. La media de la Unión Europea es de una enfermera escolar para 750 alumnos. “Es necesario abordar con carácter urgente la implantación de esta figura en todo el territorio nacional. Y, para ello, debe existir una coordinación entre la Administración Central y las Comunidades Autónomas para que todos los criterios que se establezcan sean homogéneos, en relación, a sus competencias, formación, dependencia y grado de integración de la enfermera escolar en la Comunidad Educativa. Resulta inconcebible que, en los tiempos en los que estamos, un niño con una enfermedad tenga que renunciar a ir al colegio que quiera por no poder disponer el centro de enfermera escolar”, añade Pérez Raya.

Los datos presentados reflejan que la figura de la enfermera escolar es insuficiente en muchas comunidades autónomas. Cantabria, por ejemplo, sólo cuenta con cuatro enfermeras por cada 89.787 alumnos; País Vasco tiene 10 enfermeras para 363.716 alumnos o Asturias que tiene siete enfermeras para 129.015 alumnos.

Comunidades autónomas como Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana, Baleares y Cataluña la figura de la enfermera escolar no es exclusiva en los centros educativos, sino que se trata de refuerzos esporádicos desde la Atención Primaria. “Desde el CGE apostamos por un modelo en el que las enfermeras dediquen toda su jornada en los centros educativos con un enfoque en promoción de la salud, prevención de las enfermedades y adquisición de hábitos saludables”, expone Diego Ayuso, secretario general del Consejo General de Enfermería.

Diploma de acreditación

El Observatorio de Enfermería Escolar está compuesto por la organización colegial y los colegios profesionales de enfermería, asociaciones científicas de enfermería escolar, universidades, asociaciones de pacientes y AMPAS y directores de centros educativos. “Apostamos por reorientar el modelo de salud y el educativo hacia una sociedad más sana mediante educación sanitaria. Las enfermeras somos un ejército de la salud y como tal, debemos estar presentes en los centros educativos. Los profesores tienen sus competencias y son los enfermeros escolares los únicos que pueden hacer un abordaje sanitario en los centros de salud”, aclara Ayuso.

Las posibilidades de actuación de las enfermeras escolares es muy amplio, va desde abordar de forma sistematizada la educación sanitaria y  para la salud, con la adquisición de hábitos de vida saludables, el cuidado y seguimiento de niños y niñas con patologías crónicas que sin una enfermera tendrían complicado su escolarización, minimizando el absentismo escolar y el laboral en sus padres, la atención de episodios agudos, a ser referentes y agentes de salud dirigidos no solo a los alumnos, sino también a profesores y familias. “Pedimos a los políticos una regulación nacional para la que un Diploma de Acreditación en Enfermería Escolar es muy necesario, lo que definiría muy bien las competencias y el itinerario formativo que tiene que tener una enfermera o enfermero para ejercer en un centro educativo”, expone Ayuso.

Comunidad educativa

“La enfermera escolar mejora el bienestar general de toda la comunidad educativa. En los últimos años, la publicación científica sobre la labor de la enfermería escolar ha dado una mayor visibilidad a nuestra labor, respaldándola con datos que muestras claramente el impacto positivo de esta figura en la salud y el bienestar de los estudiantes, así como en la mejora de la calidad educativa”, expone Silvia Morales, presidenta ejecutiva de la Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar (ACEESE). “Seguimos reivindicando la necesidad de un marco legislativo estatal que garantice la implantación de la enfermería en todos los centros educativos del país asegurando una red integral de salud entre las escuelas y los equipos de referencia”, añade.

“Desde la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (AMECE) nos alegramos de compartir los datos que hemos trabajado conjuntamente con el Observatorio Nacional de Enfermería Escolar. Algunos avances que, aunque lentos, son ya imparables en España y esperamos que, desde el sector político ejecutivo, tanto a nivel nacional como autonómico, se pueda llevar a cabo un gran pacto por la enfermería escolar, dotando a cada colegio de España al menos, de un profesional enfermero”, resalta Natividad López, presidenta de AMECE.

Posicionamiento

El Consejo General de Enfermería lidera un posicionamiento a nivel nacional junto a otras organizaciones -la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (AMECE), Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar (ACEESE), la Assosociació Catalana D’infermeria I Salut Escolar (ACISE), la Plataforma de Pacientes (POP), la Federación Española de Diabetes (FEDE), la Asociación de Investigación en Prevención y Cuidados Comunitarios (PRECUICOM), Grupo PAIDI Innovación en Cuidados, la Asociación Nacional de Personas con Epilepsia, Alianza General de Pacientes, Federación de Enfermedades Raras (FEDER), la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex, AEPNAA, la asociación Multi-Alergia, Dermatitis Atópica y Asma, ATX Elkartea, la asociación de intolerantes a la lactosa, ADILAC, la asociación de afectados por intolerancia hereditaria a la fructosa, AAIHF y la Federación de asociaciones de Celiacos de España, FACE, Alianza por el sueño, ConArtritis,  Fundación Síndrome de Dravet y Asociación Síndrome Phelan-MacDermid y la Confederación Andaluza CODAPA- para solicitar la creación de un reconocimiento nacional mediante la puesta en marcha de un diploma de acreditación para instaurar la figura de la enfermera escolar, garantizando que las necesidades de salud y sanitarias de los menores sean atendidas dentro del ámbito escolar. “No podemos olvidar que cerca del 19% de los niños y jóvenes tienen enfermedad crónica. Las enfermeras escolares realizan promoción y prevención de la salud en los centros escolares desde las edades más tempranas y para toda la Comunidad Educativa, garantizando que a futuro tengamos poblaciones más sanas”, aclaran desde el CGE.

Madrid, 13 de marzo de 2025.- El embarazo es un proceso fisiológico natural en la mujer que, aunque en la mayoría de los casos transcurre sin complicaciones, requiere de un seguimiento adecuado para detectar posibles alteraciones con el objetivo de prevenirlas o diagnosticarlas de manera temprana.

Para conseguir un buen control preconcepcional y un embarazo saludable, el Consejo General de Enfermería -a través de su Instituto de Investigación y con la colaboración de Italfarmaco ha publicado la Guía de Recomendaciones Prácticas en Enfermería en Consulta Preconcepcional y Embarazo Saludable elaborada por profesionales de enfermería expertas en este ámbito, un ginecólogo y un médico de Atención Primaria.

“El embarazo es un proceso que requiere de un seguimiento adecuado para detectar posibles alteraciones con el objetivo de prevenirlas o diagnosticarlas de manera temprana”, expone Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. “Esta guía de recomendaciones aportará un gran valor en la práctica asistencial en la consulta preconcepcional, en el control prenatal durante un embarazo normal, incluyendo estrategias de prevención de complicaciones en el embarazo y elementos clave de la alimentación en el embarazo y la lactancia”, añade.

En esta publicación se abordan cuestiones tan relevantes como la importancia de la evaluación del estado de salud de la futura madre en la etapa previa al embarazo, como la necesidad de la suplementación con ácido fólico desde la preconcepción y durante el embarazo para la prevención de Defectos del Tubo Neural y otras malformaciones congénitas.

Se desarrolla, además, la importancia de una correcta suplementación durante el embarazo, así como estrategias de prevención de sus complicaciones. Y, se incluye un apartado relativo al periodo de lactancia, en la que se desgranan las principales recomendaciones nutricionales que la madre debería seguir durante esta etapa posterior al parto.

Es fundamental conocer la situación individual de cada mujer embarazada para identificar estos posibles riesgos de cualquier índole, pudiendo ser obstétricos, clínicos y/o psicosociales. Esto implica involucrar tanto a las mujeres como a sus parejas en el proceso de toma de decisiones, asegurando que reciben una información adecuada y personalizada.

 “Creemos que la educación es la base para mejorar los resultados de salud. Queremos reconocer el esfuerzo y la dedicación de los profesionales de la salud que han contribuido a la elaboración de esta guía. Su experiencia y conocimiento son invaluables para la promoción de la salud materna y fetal. Estamos convencidos de que esta guía tendrá un impacto positivo en la comunidad, ayudando a las mujeres a tomar decisiones informadas sobre su salud y la de sus futuros hijos. Nuestro compromiso con la educación y la prevención se refleja en la creación de esta guía, que proporciona información esencial para un embarazo seguro y saludable”, argumenta Verónica Somodevilla directora de relaciones institucionales, pacientes y comunicación de Italfarmaco.

Matronas

La matrona, como referente de la salud sexual y reproductiva de la mujer, aborda, junto con otros profesionales de la salud, aspectos como la historia familiar y genética, el estado nutricional, la suplementación con ácido fólico, los factores ambientales, el consumo de tóxicos, como alcohol y tabaco, y las conductas de riesgo para enfermedades de transmisión sexual, entre otros. “El principal objetivo es evaluar el riesgo y ayudar a la mujer a alcanzar las mejores condiciones posibles respecto a su salud en el momento de comenzar el embarazo y debe formar parte de la asistencia prenatal de todas las mujeres, independientemente de su estado de salud”, comenta Montse Angulo, vocal matrona del Consejo General de Enfermería y presidenta del Colegio de Enfermería de Alicante. “La matrona, como figura de referencia en la vida sexual y reproductiva de la mujer, es la profesional mejor cualificada para ayudar a las mujeres y sus parejas a lograr este objetivo, junto con la colaboración de otros profesionales”, añade.

Madrid, 7 de marzo de 2025.- Salarios más bajos, menor acceso a puestos de gestión, imposibilidad de conciliar la vida laboral con la familiar o invisibilidad son algunas de las barreras que encuentran las enfermeras en su día a día por el hecho de ser mayoritariamente mujeres, un 85% del total de la profesión. Por ello, el Consejo General de Enfermería recuerda, con motivo del Día Internacional de la Mujer, que -del mismo modo que la profesión ha luchado por ser reconocida dentro del sistema sanitario-, las mujeres no deben de cesar en su lucha por conseguir unos derechos laborales igualitarios a los hombres. “La situación que existe ahora no tiene nada que ver con la que existía hace unas décadas, pero todavía quedan muchas barreras por romper”, asegura Raquel Rodríguez, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería.

Al inicio de 2025, el Ministerio de Sanidad publicaba un informe que reflejaba que a pesar de que el número de enfermeras multiplica por 5,9 al de hombres en la profesión, el porcentaje de hombres que ocupan puestos de gestión (4,8%) supera al de las mujeres (3,4%). “Su condición de mujer les asocia a otros lastres que impiden su avance profesional, como la invisibilidad o los problemas de conciliación de la vida familiar y laboral o directamente el machismo de la sociedad en la que vivimos. Todavía siguen existiendo personas que tienen un concepto trasnochado de las enfermeras como una profesión supeditada a otra antiguamente copada por varones o tienen que aguantar que se dirijan a ellas de forma inadecuada solo por el hecho de ser mujeres”, expone la vicepresidenta del Consejo General de Enfermería.

Bajo el eslogan “Más educación, menos barreras”, el CGE resalta la importancia de educar en igualdad desde la infancia. “Hay que cambiar mentalidades, y para ello debemos empezar desde la infancia, en la adolescencia, en los centros escolares, las universidades… debemos de hablar de igualdad de género en todos los contextos y recordarles que el trabajo de las enfermeras consiste en cuidar y curar a los pacientes, la familia y las comunidades”, subraya la vicepresidenta del CGE.

Para acompañar la campaña, la Organización Colegial de Enfermería ha elaborado un vídeo en el que se puede ver a dos enfermeras de diferentes edades -una jubilada y otra en activo- que comentan cómo ha mejorado la imagen de la profesión de cara a la población, y abordan las barreras que todavía quedan pendientes de superar. Al final del vídeo, se aparece en la imagen una niña sobre la que se plantea la pregunta: “¿Qué futuro le espera a ella?”. Una pregunta que invita a reflexionar y a seguir luchando para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres.

Estereotipos sexuales


Durante estos últimos años, las enfermeras han luchado contra el machismo al que se enfrenta la profesión, especialmente frente al estereotipo sexual que, aunque cada vez en menor medida, se sigue viendo en tiendas de disfraces, publicidad de fiestas universitarias, series, películas o, incluso, en medios de comunicación.

“Nuestra profesión requiere una alta cualificación, una formación académica de cuatro años y dos de especialidad contando en estos momentos con un gran número de enfermeras con grados de máster y doctorado; una carrera universitaria que requiere una exigente nota de corte para acceder a ella; y unas profesionales que gozan de un gran prestigio en el ámbito internacional”, añade Raquel Rodríguez. Pese a ello, la presencia de enfermeras en la toma de las grandes decisiones sanitarias sigue siendo meramente testimonial, fruto del techo de cristal que todavía supone ser mujer en muchos ámbitos, algo que es preciso cambiar.

Durante todo el 8 de marzo, el Consejo General de Enfermería cambiará su logo de azul a morado para mostrar su compromiso con las mujeres y su lucha por los derechos.

Madrid, 28 de febrero de 2025.- La proteína alfa-1 antitripsina (AAT) se produce en el hígado para ayudar a proteger los pulmones. El déficit de esta proteína, conocido como DAAT - déficit de alfa-1 antitripsina-, es una enfermedad rara se estima que afecta solo a 14.500 personas en España. No tiene cura, pero sí existen diferentes opciones de tratamiento para retrasar el daño que la enfermedad produce a nivel pulmonar, siendo la adherencia al tratamiento una de las principales intervenciones a realizar por enfermeria y que más ayuda al control de la enfermedad. 

El desconocimiento de esta patología en el entorno sanitario, junto a la variabilidad de sintomatología con la que puede manifestarse dependiendo al órgano que afecte, hace que en múltiples ocasiones su diagnóstico se retrase, lo que acarrea consecuencias graves, limitando el abordaje adecuado y suponiendo un empeoramiento clínico, secuelas irreversibles y afectación psicosocial, tanto del paciente como de su familia.

Con el fin de mejorar el abordaje y pronóstico de las personas que viven con DAAT, el Consejo General de Enfermería -a través de su Instituto de Investigación y con la colaboración de CSL Behring- lanza la Guía de Recomendaciones Prácticas en Enfermería en Déficit de Alfa-1 Antitripsina (DDAT), elaborada por profesionales de enfermería expertos en el manejo de esta afectación.

“Las enfermeras son esenciales en el cuidado y seguimiento de los pacientes con patologías a nivel respiratorio, siendo referentes para las personas, familiares y cuidadores, garantizando un buen uso y manejo de los diferentes dispositivos terapéuticos que existen, que mejoran la calidad de vida en personas con este tipo de dolencias”, expone Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. “Por tanto, esta nueva publicación supone una herramienta de gran valor en la práctica asistencial de personas con DAAT, mediante el refuerzo de elementos clave, como potenciar la autonomía de las personas, realizar unos cuidados de calidad adaptados a las necesidades y facilitar información a la persona afectada y a su entorno”, añade.

Diagnóstico precoz

Contar con un diagnóstico precoz es clave a la hora de afrontar el DAAT. Y, como es una enfermedad minoritaria, es preciso tener en mente su existencia para sospechar qué paciente pueda tener un DAAT. Por ello, es importante que todos los profesionales sanitarios dispongan de información y herramientas para detectar es déficit de alfa-1 antitripsina lo más precozmente posible. Esto es especialmente relevante en el ámbito de la Atención Primaria al ser la puerta de entrada al sistema sanitario.

Tabaquismo

Además de las patologías asociadas, los pulmones de la persona afectada se dañan más fácilmente al fumar o con la contaminación y/o polvo de su entorno. Suele afectar a varios miembros de la misma familia y un diagnóstico temprano puede ayudar a prevenir diferentes enfermedades pulmonares graves.

La prevención primaria realizada por enfermeras es de vital importancia en la prevención del tabaquismo, cuyo consumo, aunque sea mínimo, es perjudicial y está relacionado con amplia variedad de patologías respiratorias. Tanto la prevención como la deshabituación tabáquica son medidas esenciales en personas con DAAT, ya que no fumar es la única manera de evitar complicaciones como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Por otro lado, la prevención secundaria es fundamental para poder tener un diagnóstico precoz que, junto a un adecuado tratamiento, puede ayudar a evitar complicaciones.

Madrid, 27 de febrero de 2025. Bajo el título “La deontología como base de la profesión”, el Consejo General de Enfermería, en colaboración con su Instituto de Formación Sanitaria ISFOS y su Comisión Deontológica Nacional de Enfermería, ha organizado la I Jornada Deontológica Nacional de Enfermería. Un foro de referencia para promover la reflexión a nivel nacional sobre la importancia de la Deontología como base de la profesión.

“Desde nuestra organización siempre hemos tenido claro que un código deontológico adaptado a la realidad de cada momento histórico y profesional no es sino una potente herramienta al servicio de la enfermería, la sociedad y los pacientes”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. “Abordar ciertas cuestiones en el ámbito de la deontología es algo necesario, urgente y crucial para el día a día de la profesión enfermera y de todas las profesiones sanitarias”, añade.

Durante el encuentro se ha profundizado en varias áreas de gran relevancia para la profesión enfermera, como es la importancia de la deontología en las profesiones sanitarias, la regulación y el valor de los códigos deontológicos, la necesidad de renovación y el papel de las distintas comisiones deontológicas, al igual que desde el marco internacional el desarrollo y evolución de los principales códigos deontológicos que han servido de inspiración para la actualización del Código Deontológico de la Enfermería Española, como el elaborado por el Consejo Internacional de Enfermería (CIE) o el de la Asociación Americana de Enfermería (ANA). Para ello se ha contado con expertos de reconocido prestigio y experiencia en el ámbito de la deontología profesional tanto a nivel nacional como internacional.

Tayra Velasco, presidenta de la Comisión Deontológica Nacional del CGE, ha recordado los tres ejes principales sobre los que se sustenta la Deontología Profesional: excelencia profesional, guía de conducta y vigilancia y sensibilización. “La deontología supone un mayor nivel de exigencia que los profesionales nos requerimos para poder brindar una atención de calidad, permitiendo identificar mejoras en la atención sanitaria”, ha comentado. “A través de los códigos deontológicos se establecen las normas de obligado cumplimiento que recogen los compromisos éticos que las enfermeras contraemos con la profesión y la sociedad, delimitando conductas inadecuadas y promoviendo los valores profesionales”, ha añadido.

Estándares éticos

Desde la Organización Colegial, entre sus principales objetivos institucionales está convertir la deontología en uno de los ejes principales de la ordenación de la profesión enfermera e informar a los pacientes, usuarios y enfermeras sobre los estándares éticos y deontológicos que se esperan de todas las enfermeras y enfermeros en ejercicio en España.

“Las Comisiones Deontológicas se constituyen como los órganos colegiales responsables de asesorar, difundir y formar en todos los aspectos relativos a la bioética y deontología profesional, incluida la instrucción de procedimientos ante el incumplimiento del código deontológico, por ello es clave que todos los colegios de enfermería cuenten con dicho organismo imprescindible para el desarrollo de la profesión”, ha recordado la presidenta de la Comisión Deontológica Nacional del CGE.

Una prioridad

Raquel Rodríguez Llanos, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería y primera enfermera que ocupó el puesto de presidenta de la Comisión Deontológica de la organización colegial, ha sido la encargada de cerrar el acto recordando que “tenemos mucho trabajo por delante para marcar las líneas maestras en este ámbito de los próximos años. El desarrollo de la Deontología profesional es una absoluta prioridad en esta Comisión Ejecutiva. Debemos insistir en que una profesión enfermera fuerte y bien valorada por los ciudadanos y la sociedad debe sustentarse en pilares como el respeto a la dignidad del paciente, la promoción del bienestar, la justicia o la equidad entre otros factores”.

Madrid, 5 de febrero de 2025.- La cuarta edición de los Premios de Investigación del Consejo General de Enfermería ya tiene ganadores por sus trabajos en campos como la ELA, patologías cardiovasculares o respiratorias o la disfagia, entre otros ámbitos de los cuidados enfermeros. En una ceremonia que ha tenido lugar en la sede del Consejo General de Enfermería se han entregado unos galardones cuya dotación económica se destina a hacer realidad proyectos de investigación en cuidados innovadores y con un alto impacto en la atención sanitaria.

Aunque la dotación económica es la misma que años anteriores, 55.000 euros, su distribución ha sido diferente, pues se han modificado las categorías de los premios. La mejor tesis doctoral enfermera ha recibido una cuantía de 5.000 euros brutos. Y los 50.000 euros restantes van para la realización de cinco proyectos que se han repartido entre las tres categorías. En la de Ámbito Hospitalario se ha dado un primer premio de 12.000 euros y un segundo de 8.000 euros brutos; lo mismo para el Ámbito Comunitario y Social. Por último, el proyecto premiado en la categoría de Jóvenes Promesas de la Investigación Enfermera ha recibido un premio de 10.000 euros brutos.

“La investigación es clave para el avance de la profesión. Y, con la puesta en marcha de estos premios queremos incentivar y motivar a los profesionales de enfermería en la elaboración y desarrollo de proyectos de investigación, así como a dar visibilidad a las aportaciones de la profesión enfermera a los resultados de salud”, explica Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.

“Es importante ayudar a las enfermeras en esta labor de investigación para conseguir un mayor avance y desarrollo de la profesión en cada uno de los ámbitos competenciales. Las enfermeras no pueden seguir sacrificando su tiempo y esfuerzo personal para poder investigar, por eso, el CGE sigue dedicando las partidas económicas necesarias para fomentar el área de la investigación que, a su vez, tiene un impacto decisivo en la vida de las personas”, argumenta Raquel Rodríguez, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería. “Más de 150 equipos de investigación han presentado proyectos de un gran nivel y trascendencia, y seis de ellos van a materializar una investigación que, sin duda, tendrá un impacto positivo en la salud de muchas personas”, añade.

Ámbito Hospitalario

Bajo el título “Evaluación de la efectividad y eficiencia de un programa de seguimiento enfermeros en pacientes con insuficiencia cardíaca: un análisis coste-utilidad”, el proyecto del enfermero malagueño Rafael Mesa ha resultado ganador del primer premio de la categoría ámbito hospitalario.

Mientras que la enfermera madrileña, Yolanda Morán, se ha hecho con el segundo premio en esta categoría por su trabajo “Sentido en la vida en personas con Esclerosis Lateral Amiotrófica: de la calidad de vida a la percepción del cuidado enfermero”.

Ámbito comunitario y social

Luis Ignacio Sandoval, enfermero guipuzcoano, se ha alzado con el primer premio en el ámbito comunitario y social con el proyecto “Efectividad preliminar y factibilidad de un programa de formación en disfagia para personas que trabajan a personas mayores en viviendas con apoyo: un estudio pre-post en España”.

Y, el proyecto “Análisis de costes de la enfermedad pulmonar obstructiva (EPOC) en Cantabria”, de la enfermera cántabra Celia Gutiérrez, percibirá los 8.000 euros del segundo premio en esta categoría.

Jóvenes promesas y tesis doctoral

Los 10.000 euros de la categoría Jóvenes Promesas, han recaído en el enfermero sevillano Rafael Jesús Fernández por su proyecto “Efectividad y eficiencia de los sistemas de retorno de sangre en el paciente crítico adulto: ensayo clínico multicéntrico aleatorizado”.

Bajo el título “Evaluación del impacto de las artes participativas en museos sobre el proceso de recuperación en la salud mental”, de la enfermera malagueña Jessica Marian Goodman ha ganado los 5.000 euros de la tesis doctoral.

Más propuestas

Esta IV edición de los premios del CGE ha recibido 156 candidaturas, 41 proyectos más que en la convocatoria anterior. Un éxito que refleja como poco a poco la investigación enfermera en España va ganando su espacio. “Esta edición vuelve a dejar importantes trabajos de investigación seleccionados por toda España, un claro ejemplo del alto nivel profesional de las más de 345.000 enfermeras, que siguen luchando por posicionar la investigación en la más alto de la profesión”, expone el presidente del Consejo General de Enfermería.

Tras la revisión por parte del comité de evaluadores, optaban un total de 16 finalistas. A los premiados, procedentes de Madrid, Málaga (2), Sevilla, Cantabria y Gipuzkoa se les ha hecho entrega de un galardón creado especialmente para estos premios. Los finalistas también han recibido su correspondiente diploma acreditativo.

Una vez obtenida la subvención, los equipos tienen dos años para la realización de su investigación.

Impulso de la investigación

Como ha explicado Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, “la entrega de esta cuarta edición de los Premios de Investigación del Consejo General de Enfermería de España es la culminación de una apuesta decidida de la Organización Colegial por la investigación enfermera, que se inició con un nuevo impulso, hace seis años, del Instituto Español de Investigación Enfermera y que también se ha materializado en una partida específica en los presupuestos de los últimos años del Consejo General de Enfermería por valor de más de 2 millones de euros anuales y cuyo objetivo es potenciar la investigación en el ámbito enfermero”.

“Esta apuesta -ha añadido Pérez Raya- continuará a lo largo de mi mandato para potenciar a nuestra profesión, que lleva los cuidados en su ADN. La mejor forma de reivindicarlos es aplicando la evidencia científica que es su aportación fundamental para la salud de las personas, con un papel esencial dentro del proceso clínico y con capacidad incuestionable en todos los ámbitos”.

Además, la vicepresidenta del Consejo General de Enfermería ha incidido durante el acto en que “cada estudio, cada hallazgo y cada artículo publicado constituye un paso más hacia un sistema de salud más eficaz, equitativo y humano. Y eso se logra gracias a profesionales como vosotros, al talento, al esfuerzo, a tantas horas robadas a la familia, a los amigos y al descanso, Sois un claro ejemplo de cómo nuestra profesión evoluciona y se adapta para enfrentar los desafíos del presente y del futuro”.

Calidad científica

Además, para realizar la evaluación por pares de todos los trabajos presentados “con plenas garantías de rigor e imparcialidad, hemos tenido la suerte de contar con la ayuda de las sociedades científicas de enfermería, con los colegios provinciales y con las Facultades de Enfermería de España que nos han aportado 70 investigadores que han estado evaluando en base a unos criterios, cada uno de los trabajos; y a 10 expertos que han llevado a cabo la segunda fase de evaluación de los proyectos finalistas”, ha incidido señalando que “el crecimiento de la enfermería pasa por la unión de todos, porque juntos somos imparables”, ha concluido Pérez Raya.

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Contenido revisado en Enero de 2025.
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