Así, el documento parte de la base de que el impacto positivo de las nuevas tecnologías supone una mejora significativa en el control y seguimiento de la patología, al permitir a los pacientes que se hagan pruebas con mayor frecuencia, mejorando por un lado la adherencia a los tratamientos y al mismo tiempo su calidad de vida.
En el grupo de trabajo se ha contado con la participación del médico adjunto del Servicio de Endocrinología del Hospital Central Universitario de Asturias, Elías Delgado; miembro de la Comisión permanente de la Red de Estudio de la Diabetes en Atención Primaria de la Salud, Joseph Franch; y el director de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Instituto Carlos III, Antonio Sarría.
También han participado la miembro del Gabinete de Estudios del Consejo General de Enfermería, Mercedes Gómez del Pulgar; el expresidente de la AGP, Alejandro Toledo; el presidente de la Asociación Cántabra de Diabéticos, Aureliano Ruiz; el presidente de la Asociación de Diabéticos de Madrid, Juan Manuel Gómez; y el presidente de la Asociación de Lucha Contra las Enfermedades del Riñón, Jesús Molinuevo.
Mejor adherencia terapéutica
Los expertos han asegurado que este nuevo sistema abre un campo en el control de los pacientes con diabetes tratados con múltiples dosis de insulina, ya que al obtenerse los valores de glucosa de manera sencilla e indolora se puede dar una monitorización más frecuente y esto contribuye a una mejor adherencia terapéutica y a un mejor control metabólico.
De hecho, al disponer de más datos sobre su perfil glucémico, el paciente podrá realizar un mejor ajuste de las dosis de insulina necesaria, evitando a corto plazo las complicaciones agudas y a largo plazo, las crónicas. Esto se traduce en un ahorro para el sistema sanitario, tanto a nivel económico como de recursos humanos, al reducirse las consultas médicas y visitas hospitalarias.
De este modo, el paciente tiene más autocontrol de su enfermedad y mayor autonomía en la toma de decisiones. También se posibilita una mejor comunicación entre profesionales y pacientes, definiéndose así un nuevo modelo centrado en el cuidado, autonomía y corresponsabilidad, con la implicación de todos los actores del sistema. Todo ello, impacta y ayuda al empoderamiento del paciente.
Respecto a la pregunta de si el Sistema Nacional de Salud (SNS) debería cubrir este nuevo sistema de control de la glucosa, el documento plantea que, desde el punto de vista clínico, debería ser financiado en los pacientes con DM1 y DM2 tratados con MDIs, cuyo consumo medio es de cinco a siete tiras al día y de cinco a siete pinchazos.
No obstante, para la financiación en las fases de descompensación de los otros tipos de diabetes, así como en los pacientes con DM2 que no tomen secretagogos y que no sean lábiles, existen dudas, ya que en estos casos este sistema posiblemente sea menos útil.
Esta incorporación, en su caso, podría realizarse paso a paso, teniendo en cuenta la necesidad de aportar datos para consolidar la evidencia, ya que actualmente se está construyendo.
Una situación que podría plantearse sería empezar a utilizar esta tecnología en pacientes determinados. Por ejemplo, en aquellos pacientes que no consiguen un buen control metabólico y que estando en régimen de inyecciones múltiples de insulina, manifiestan una historia de hipoglucemias recurrentes. Los expertos concluyen que la salud no puede medirse por aspectos monetarios, sobre todo en aquellas cuestiones que van a repercutir positivamente en la calidad de vida del paciente.
Europa Press