Asimismo pueden darse razones personales, o la necesidad de sentirse útil a la sociedad, de conocer y vivir nuevas experiencias, formarse y desarrollarse como persona, relacionarse y trabajar con otros, etc. El voluntario no es sólo una buena persona con buenas intenciones, es el resultado de los valores más la acción necesaria para conseguir los propios objetivos, enfrentarse a los problemas y encontrarles soluciones. Desde su creación en 1996 han sido más de cuatrocientas personas las que han pasado por Enfermeras Para el Mundo como voluntarios y voluntarias.
Muchas y diversas han sido las tareas que han realizado a lo largo de estos años. Fundamental ha sido su inestimable apoyo en el trabajo realizado en las distintas sedes de EPM, donde se han involucrado en el diseño y ejecución de proyectos y actividades, participando en todas ellas, siempre como uno más del equipo técnico. También han apoyado en el área de difusión y comunicación, haciendo visible el trabajo que desde EPM se realiza para contribuir al desarrollo humano, así como la situación de vulnerabilidad que viven muchos colectivos y países día a día. Estas tareas, que suelen pasar más desapercibidas y, a priori, no parecen tan atractivas son realmente importantes y necesarias para que todo el trabajo salga adelante.
Otro nutrido grupo de voluntariado que, a día de hoy, sigue creciendo es el de la sede de EPM en Almería. Gracias a ellos la educación para la salud en muchos colegios es una realidad. Temas tan necesarios como hábitos saludables, educación sexual o prevención de la violencia son trabajados por estos voluntarios y voluntarias con estudiantes desde educación infantil hasta bachillerato así como con sus familias y con colectivos vulnerables de la provincia.
Pero si en todo este tiempo ha habido un grupo de voluntarios que no ha dejado de aumentar es el que ha pasado por alguno de los programas de voluntariado internacional que se han llevado a cabo. A través de distintas iniciativas han participado en proyectos de distintos países de América Latina y África. Muchos de ellos emplean sus vacaciones, periodos de inactividad laboral para viajar entre uno y tres meses. Paralizan sus vidas aquí para conocer otra realidad y apoyar a los socios locales con los que trabaja EPM en sus proyectos y actividades.
Todos ellos tienen algo en común, su preocupación por las cosas que suceden no sólo en su entorno más cercano sino en el mundo en general, sus ganas de querer cambiar esas cosas que son injustas y que hacen que millones de personas vivan en condiciones de pobreza. De cualquiera de las maneras en que apoyan el trabajo de EPM están ya colaborando para que un cambio sea posible, para que esas situaciones de desigualdad poco a poco cambien.
En las formaciones siempre se les dice que ellos solos no van a cambiar el mundo, pero que si todas las personas fueran como ellos no haría falta que este mundo cambiase. Si todos y todas trabajásemos con la misma ilusión y fuerza que todos estos voluntarios que han pasado por EPM así como por muchas otras ONG con el objetivo de conseguir un desarrollo sostenible e igualitario es casi seguro que se conseguiría.
De ellos y ellas, la ONG ha aprendido que las cosas se consiguen con trabajo, esfuerzo y dedicación. Por eso desde Enfermeras Para el Mundo queremos agradecer a todos los que de una u otra forma han sido y son parte de la organización. “Sin vosotros, el camino hubiera sido más complicado”. Gema Monteagudo