Libertad, seguridad e igualdad. Justicia universal, vivienda digna o derecho a la maternidad. Son algunos de los conceptos que reconoce esta declaración a los individuos por el simple hecho de ser personas, por el hecho de encontrarse en este mundo, con independencia de su raza, religión o sexo. A pesar de que este documento es un hito histórico y un orgullo para países y organizaciones internacionales tras las barbaries desatadas en las dos Guerras Mundiales del siglo pasado, la lucha por el reconocimiento de nuevos derechos continúa. A día de hoy, un extendido debate social se centra en reclamar que la solidaridad sea reconocida también como un derecho humano universal. Desde el Alto Comisionado de Naciones Unidas ya se han aprobado varios informes que luchan para que este concepto sea reconocido como un derecho universal. “ Ya en 1993 los estados se comprometieron a cooperar mutuamente y subrayaron que la comunidad internacional debía propiciar una cooperación internacional eficaz para hacer efectivo el derecho al desarrollo”, explica uno de los últimos informes validados por el Consejo de Derechos Humanos
de la ONU.
En este sentido, desde la alta organización internacional existe un creciente esfuerzo para lograr el consenso necesario y conseguir que la actual Declaración universal de Derechos Humanos incluya en su elenco de derechos uno nuevo que asegure la solidaridad hacia todos los pueblos. Con motivo del Día Internacional. de la Solidaridad que tiene lugar cada 20 de diciembre, se ha reavivado el debate y así lo demuestran los informes independientes aprobados por el Alto Comisionado que justifican este hecho en “la necesidad de establecer vínculos nuevos, equitativos y globales de colaboración y solidaridad entre las generaciones para la perpetuación de la humanidad”.
Un nuevo derecho para una nueva época
Del mismo modo que la sociedad evoluciona, así lo hacen los derechos. Por eso, es esencial que se vayan reconociendo nuevos derechos y obligaciones. La solidaridad entre naciones tiene una doble vertiente: por un lado, los titulares de este derecho deben ser las personas, los pueblos, entre ellos, en posición destacada las minorías y los pueblos indígenas. Por otro lado, los estados serán los encargados de hacer cumplir este importante derecho. Así, en el momento que sea reconocido, los estados estarán obligados a llevar a cabo medidas como no adoptar acuerdos de libre comercio o tratados de inversión que menoscaben los medios de vida u otros derechos de las personas. También formará parte de sus obligaciones el comprometerse a no imponer en la cooperación requisitos que creen trabas para ejercer o disfrutar los derechos humanos, no participar en el comercio ilícito de armas o no socavar los derechos de las generaciones futuras. Por esta razón, Enfermeras Para el Mundo se une a las reivindicaciones del Alto Comisionado y considera necesario que se reconozca este derecho humano fundamental. Un avance en el reconocimiento
de nuevos derechos que será, sin duda, en opinión de la ONG de la Organización Colegial de Enfermería, “un avance hacia una sociedad mejor”. Marina Vieira