El trabajo nace a consecuencia de un brote multirresistente por acinetobacter en 2015, que mantuvo a la unidad en alerta desde febrero hasta julio de dicho año. Durante ese tiempo, junto con un grupo de expertos del Hospital, se implementó un conjunto de medidas de intervención con relevancia epidemiológica, que incluían desde la limpieza y desinfección protocolizada de las estancias de UCI, hasta la descontaminación cutánea y digestiva de los pacientes, la formación acreditada al personal eventual sobre programas específicos que se desarrollan en UCI, cultivos de vigilancia de los pacientes cada 15 días, formación en medidas básicas de higiene a las familias que visitaban a los enfermeros y uso racional de antibióticos.
Una vez desactivado el brote, la UCI mantuvo las medidas, observando que a raíz de ponerlas en marcha han disminuido drásticamente el número de casos por bacteria multirresistente y eso es precisamente lo que se ha llevado al Congreso.
Hay que recordar que las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (IAAS) son los eventos adversos más frecuentes en la atención sanitaria. La prevención de las IAAS y el control de la transmisión de microorganismos multirresistentes (MOMR) son elementos clave en la disminución de la morbimortalidad de los pacientes ingresados en una unidad de cuidados intensivos (UCI).
Para la enfermera Carmen Fernández Gutiérrez, quien además es supervisora de Enfermería en la UCI del Puerta del Mar, es “primordial que los enfermeros tengan ganas de hacer cosas e ilusión por investigar y mejorar”. De hecho, es lo que siguen haciendo en la Unidad de Cuidados Intensivos de este Hospital con la incorporación al Primer Estudio Multicéntrico Nacional de Satisfacción en UCI; un análisis que viene de la mano del Proyecto HU-CI con el que se pretende humanizar los cuidados en un área que tanto lo precisa como es la UCI.
Gema Freire