“El documento, recientemente publicado, marca las líneas a seguir en este ámbito, ofreciendo un patrón de actuación que permita el control de las desviaciones en la práctica profesional, así como recogiendo las bases de este perfil profesional con la finalidad de establecer criterios profesionales, deontológicos y formativos para garantizar la calidad y la competencia profesional y, en consecuencia, el desarrollo del derecho a la salud y la mejora de la atención sanitaria, según los criterios científicos actuales”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.
Se estima que, aproximadamente, un 1% de la población mundial padece una herida con complejidad en su cicatrización, con unos costes asociados de entre un 2% y un 4% de los gastos sanitarios. Son muchas las lesiones cutáneas de carácter crónico y comúnmente complejas, como las lesiones por presión, humedad, fricción, desgarros cutáneos (LCRD), úlceras venosas, isquémicas, de pie diabético o tumorales y otras heridas de origen agudo o quirúrgico que pueden por complicaciones tener una evolución crónica, que precisan del ejercicio de cuidados expertos y de calidad. Las enfermeras son las profesionales encargadas del cuidado y la cura de estas lesiones cutáneas y estar bien formadas en este ámbito es primordial para prevenir posibles problemas en el futuro.
Tal y como se expone en el texto, la aparición de lesiones cutáneas tiene graves repercusiones sobre el nivel de salud y la calidad de vida de quienes lo padecen y su entorno de cuidados. Aunque no son lesiones exclusivas del envejecimiento, el aumento de la esperanza de vida condiciona también un incremento exponencial de personas en condiciones de mayor fragilidad, lo que conlleva un mayor riesgo de sufrir situaciones complejas como estas lesiones, que pueden progresar a heridas crónicas.
Repercute negativamente en toda la sociedad
“Las heridas crónicas representan un problema de salud importante que también puede aumentar la morbilidad, la dependencia e, incluso, la mortalidad, además de intervenir gravemente en la calidad de vida de la persona y su familia, y tener un impacto económico social significativo. De esta manera terminan por suponer un problema de carácter multifactorial que repercute negativamente en toda la sociedad. Dada la complejidad de este problema de salud, su abordaje requiere una temprana intervención holística y multidisciplinar”, expone Guadalupe Fontán, coordinadora del Instituto Español de Investigación Enfermera.
Asimismo, puntualiza que gran parte de estas lesiones son evitables: “Las estrategias preventivas incluyen el seguimiento de pautas profilácticas, junto con el uso de material adecuado, siguiendo las recomendaciones de las guías de práctica clínica disponibles actualmente. Todo ello, hace necesario reorientar los modelos de cuidados para poder dar respuesta a estas nuevas demandas, necesidades y expectativas de la población”.
En este sentido, el grupo de trabajo subraya la necesidad de que estos nuevos modelos organizativos apuesten por el avance hacia la integración de dispositivos asistenciales especializados y profesionales con un perfil avanzado, promoviendo un uso eficiente de los recursos, una mayor satisfacción y una mejor calidad de vida del usuario.
“Este documento es un paso más allá, supone abrir la puerta al reconocimiento a la acreditación avanzada de estos profesionales. Las heridas son un problema de salud transversal para todas las enfermeras en todos los contextos asistenciales y esto puede ser una estrategia más que importante para tratar de mejorar las condiciones, la situación y la atención que se brinda”, afirma Javier Soldevilla, director de GNEAUPP y uno de los impulsores del marco de actuación.
Además, considera fundamental que la figura de la enfermera experta en heridas esté y sea reconocida por todas las administraciones. “Tenemos ejemplos de distintas comunidades en las que esa apuesta por estas enfermeras es un éxito y esperemos que sea algo que se multiplique y siga extendiéndose en todas las comunidades, así como las unidades y clínicas de heridas, lideradas por enfermeras expertas. Creemos que este efecto dominó se va a replicar porque la efectividad de esta figura profesional está dando certeza de que es una buena apuesta y hay que seguir promocionándolo”, concluye Soldevilla.