Discursos que sonaron a clara despedida de la actual legislatura y donde, una vez más, no hicieron ni la más mínima mención a la enfermería, la profesión sanitaria más numerosa, la mas cercana al paciente, la que está las 24 horas a pie de cama, dejándose la piel, prestando asistencia, cuidados, consuelo, humanismo, consejo… La misma profesión que ha sufrido como ninguna otra las consecuencias de la crisis financiera y de los recortes sanitarios introducidos por este mismo gobierno, hasta el punto de ver destruidos 20.000 puestos de trabajo y cercenado el futuro de sus jóvenes que, para poder trabajar, se están teniendo que ir a Reino Unido, a Irlanda y Alemania, en este último caso en condiciones deplorables. La misma profesión que, a pesar de todo ello, sigue acudiendo a su puesto de trabajo cada día, dando lo mejor de sí mismo a sus pacientes y consiguiendo que la asistencia sanitaria no pierda ni un ápice de calidad ni seguridad, a pesar de tener que trabajar en condiciones mucho más precarias.
Palabras exactas
Las palabras exactas de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría eran las siguientes: “soy una de esos 8 de cada 10 españoles que están muy satisfechos con su sanidad, que se sienten seguros en manos de un médico español”. En su discurso reconocía que la única vez que había pasado por un hospital fue en su parto, pero a toda una vicepresidenta del Gobierno se le puede exigir un mínimo conocimiento de la sanidad. Por cierto, no podemos olvidar que el parto es una intervención clínica que, en la sanidad publica, e incluso en algunos centros privados, salvo complicaciones graves, está liderada y gestionada de forma exclusiva y autónoma por una enfermera especialista: una matrona.
Por su parte, el Ministro de Sanidad se arrancó con toda una epístola que pasará (o no) la historia de la sanidad: “confianza es una palabra bonita. Alguien en quien confiar. Uno confía en sus farmacéuticos. No se si confían en sus políticos, pero en sus farmacéuticos y en sus médicos sí parece que la gente confía, y hacen muy bien”. Confianza es justo la antítesis de lo que sienten los más de 274.000 enfermeros y enfermeras que hay en España por Alfonso Alonso tras el engaño y la traición sin precedentes que perpetró contra esta profesión hace un mes y medio con la aprobación de un Real Decreto de Prescripción Enfermera adulterado ilícita e ilegalmente.
Enhorabuena
Dicho lo anterior, vaya desde aquí nuestra más sincera enhorabuena, como DIARIO ENFERMERO, para los galardonados, todos ellos son, sin duda, dignos merecedores de sus condecoraciones:
A los dos religiosos españoles fallecidos por ébola – uno de ellos enfermero a pesar de que el Ministerio en sus informaciones obvió este dato rizando el rizo del ninguneo a esta profesión. No obstante, teniendo en cuenta que murieron por dar su vida a los demás lo lógico hubiese sido concederles también a ellos la Gran Cruz de la Orden Civil de la Sanidad en vez de la Encomienda que es de menor categoría.
A los dos pilotos de avioneta fallecidos en el traslado de órganos para trasplante, condecorados también con la encomienda.
A Carmen Peña presidenta mundial de los Farmacéuticos y expresidenta nacional, que recibió la Gran Cruz. Una gran líder sanitaria que siempre ha demostrado su admiración hacia la enfermería y su capacidad de dialogo con todos
Y al cardiólogo Valentín Fuster que también recogió la Gran Cruz de la Sanidad. Fuster reconoce siempre en sus entrevistas la grandísima aportación de la profesión enfermera a la sanidad, de hecho en una reciente entrevista a Canal Enfermero nos revelaba que su mujer es enfermera y que sin su ayuda y colaboración nunca habría llegado tan lejos en su carrera científica.
Íñigo Lapetra